miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo VIII

Cuando John consiguió reprimir la risa, me tendió la mano mientras con la otra se cubría la boca intentando fingir tos. Su madre lo miró reprobativamente.   
- John! Por el amor de dios, controlate. - Le instó.
- Lo siento mamá, he recordado algo muy divertido de repente... - Le contestó el poniendose un poco más serio.
- Ya. - Le miraba rígidamente. - No sé si conoces a Scarlett, es la nueva niñera de tu hermana.
- Sí, coincidimos en un par de clases. ¿Que hay Scar?
- Hola... - Miraba al suelo por que sabía que como le mirase a la cara se la iba a partir, y a ver entonces quien se reiría. Yo. Me reiría yo. Jodido idiota millonetis que no tiene que trabajar en casa de “he perfect family”... Por no decir, que a parte estaba roja no, lo siguiente. Madre mia, quien me mandara a mi disfrazarme de estas maneras.
- En fin. Como te decía, puedes empezar mañana mismo, yo no voy a estar, pero John te presentará a Lucy y te enseñará la casa, si te parece bien.
- Genial.- Saltó John con una sonrisa prepotente.
- Le preguntaba a ella, querido. ¿Qué te ocurre hoy?
- Nada mamá, vengo algo agitado del entrenamiento. Qué, compi, ¿te parece bien? - Ensanchó la sonrisa mirandome a la cara. Otra vez se le escapo una risilla al fijarse en mi pelo y mis ojos sin su habitual raya marcada y desafiante. Entrecerré los ojos y le miré con todo el odio que fui capaz de transmitir en una mirada.
- Genial. -Dije con voz seca. Lo mato, lo mato, lo mato, lo mato, lo mato. Y después mato a mi madrastra por meterme en esto.
- Bueno chicos, yo tengo que salir, quédate a tomar algo Scar, Ana te servirá y John puede hacerte compañía.
- No, creo que yo también debería irme. -Hice un ademan de levantarme.
- No seas tonta querida, acabas de llegar. - Me pegó un ligero empujón obligandome a volver a sentarme.
- Si, Querida, quédate. - Repitió John con sorna.
Su madre le dirigió una mirada desafiante, se giró y salio del salón con una elegancia envidiable y dejándome con cara de idiota.
- Bueno, cuentame a qué vienen estas pintas. -Me soltó John con una sonrisa radiante de felicidad a la vez que se sentaba demasiado cerca mío. Se lo estaba pasando como nunca el muy idiota.
- Primero, aléjate. Segundo, métete en tus asuntos. Y tercero, aléjate aun más. Idiota.
Estalló en una carcajada y se alejó un poquito.
- Que simpática eres.
- Y tú un idiota.
- Repites mucho eso.
- Adivina porqué.
- ¿Porque te gusto?
Puse mi mejor cara de asco y me levanté.
- Bueno, ya he tenido suficiente. Adiós, John.
- Hasta mañana Scar, ¿te acompaño a la puerta?
- No. Creo que podré llegar sola.
- Si te pierdes, mi cuarto es el segundo a la derecha en el pasillo de arriba.
Le sonreí mientras le sacaba el dedo. Volteé los ojos, me di la vuelta y salí a toda prisa de ahí.
Idiota. A pesar de dejarle bien claro que no queria que me ayudase a la puerta, me siguio pisandome los talones.
-Oye, Scar, yo creo que deberíamos llevarnos bien, ya que a partir de hoy vamos a vernos tanto. - Dijo mientras me pasaba el brazo por el hombro. Me lo sacudi como se de un bicho se tratase y le mire ceñuda.
-No creo que eso fuese a salir bien, Johnny.- Puse enfasis en la ultima palabra, como para darle a entender que yo también podía divertirme en ese juego, pero sin relajar mi mohín. Me gire y lo deje ahí plantado con su sonrisa estúpida que parecía nunca desaparecer de su rostro y esos ojos que me observaban, y que en el fondo me fascinaban mas de lo que jamas admitiera.
Mientras caminaba hacia casa iba maldiciendo aquel encuentro con John el maravilloso, aun no me lo podía creer, todo lo que me estaba ocurriendo no podía ser verdad, y además estaba ocurriendo demasiado deprisa. Cuando llegué a casa, mi padre me sorprendió con un regalo. El regalo era un ordenador portátil. El anterior que tuve se me cayó por las escaleras por su culpa, me dio un susto de muerte y se me cayó en el acto. Me sorprendió bastante que me lo regalara, pero me pareció bien, porque el tenía el suyo propio y no me dejaba utilizarlo, bromeaba diciéndome que lo rompería también.
Lo primero que hice al encender el ordenador fue comprobar que el antivirus estaba instalado y a continuación entrar en el facebook. Hacía mas de una semana que no entraba y seguramente que tendría noticias de mi hermano y de alguna amiga de Canadá. Introduje el correo y la contraseña y lo primero que vi fueron 4 peticiones de amistad. Las dos primeras de Clare, de Holly y de Catheryn. Miré la foto principal de Holly y tenía una foto preciosa de todas en la playa. Holly era morena y tenía el pelo como yo, unos ojos color avellana enormes y una sonrisa que expresaba alegría sincera, desde que la vi pensé que era lo contrario a mi, positiva, sin problemas y siempre completamente feliz. Clare, en cambio salía algo peor que ella, pues salía muy seria, a esta rubia bajita era más difícil sacarle una sonrisa y era mas introvertida que Holly. Me daban envidia, pues parecían muy amigas desde siempre y yo nunca había tenido una amiga de toda la vida. Si que las había tenido pero no con tanta confianza como ellas.
Volviendo a lo de las peticiones... la otra... No puede ser... Esto no me puede estar pasando a mi. Yo solita estaba muy tranquila y feliz, ¿Por qué? Cualquiera se puede imaginar de quién era esa petición, el mismísimo Johnny. Mi primera reacción sería rechazarla, pero algo dentro de mi me impedía hacerlo. Quería entrar en su perfil, mirar que tipo de cosas escribía, y como, quería saber que música escuchaba, quería ver quienes eran sus amigos mas cercanos. Quería saber cosas sobre el y no me podía permitir eso, por que la experiencia me había dictado que venía después. Vamos. Hazlo. Rápido. No te puede gustar, ni siquiera un poquito, ni siquiera como amigo, por que así empieza el amor, ¿recuerdas? ¿Y el amor qué trae? dolor. ¿Quieres sentir otra vez la angustia de sentirte remplazada, el no poder hacer nada, nada para evitarlo?Gritar en la ducha, por que nadie te oye, odiar, odiar a todos, odiar a todo. Traicionada por la única persona que jamas pensaste que te traicionaría. Abandonada, meses de mentiras, “te quiero”s vacíos, abrazos falsos, besos sin amor. Frío, frío, frío. ¿Y como no lo viste venir? ¿Quieres todo eso otra vez? Por que así empieza todo. Con un hola, una sonrisa, una petición aceptada, una conversación por la madrugada, hablando de la vida y sobre a donde vas, de donde vienes, y que te diga que quiere ir contigo, donde quiera que vayas, y todas las mentiras que te quedan por oìr, todas las promesas que jamás te atreviste a pensar que rompería y todos los besos que dio a otra por que tú no eras suficiente. O eso te quiso hacer creer. Porque eras mucho, mucho, mucho mas que suficiente. Ahora lo sabes. Pulse el botón de rechazar con un mohín y acepte las otras tres peticiones. Reparé en que también tenía un mensaje, de mi hermano que decía que vendría a verme en un par de semanas. Eso me alegró la tarde. Le contesté poniéndole al día sobre lo que había estado haciendo y como me iba todo, después le pregunté que era de él y apagué el ordenador. Necesito una ducha. Pero me daba una pereza terrible. Me ducho a la mañana. Bajé a la cocina, comí lo primero que pillé: un poco de chocolate y una naranja; y subí a mi cuarto, me tiré en la cama y me quedé muerta ahí mismo. No volví a despertarme hasta la mañana siguiente. Tarde. Mierda, mierda, mierda, m i e r d a.

A la mañana siguiente me desperté atolondrada, había soñado con él... con James. Todo en mi vida iba bastante bien hasta ese momento. Cada vez lo recordaba menos, pero cuando me pasaban cosas como ésta, cosas como soñar con él, me derrumbaba. Yo siempre me había mostrado hacia los demás como una persona con carácter y sorprendentemente seria... Pero sabía que realmente eso no me iba a durar mucho, pues algún día iba a acabar explotando y todos iban a ver mis lágrimas derramandose como ríos por mis mejillas. Porque bueno, al fín y al cabo todos somos personas, y todos tenemos sentimientos.
Me levanté y lo primero que hice fue pegarme una ducha fría para despejar las ideas, todo estaba pasándome demasiado rápido. Tenía bastante claro que no iba a ser nada fácil olvidar a James, pero que me pasara todo esto con la pandilla de pijos... tampoco era algo normal. ¿Cómo podía ser que nada más llegar me atacaran de esa forma? Se iban a enterar de lo que era yo capaz de hacer... Y por otro lado, mis nuevas amigas. Me caían bien y todo eso, pero tambíen estaban siendo demasiado amables conmigo, habían confiado en mi demasiado rápido quizás. Probablemente era porque estaba empezando a ser popular, no en el sentido de ser admirada por todo el mundo, sino en el sentido de que todo el mundo se centraba en lo que pasaba conmigo, después de haberme enfrentado al grupito de los altos egos.
En cambio, por otro lado estaba Jack, el que me había metido en su grupo de música y con el que me llevaba bien. Para ser sinceros, demasiado bien... No era como John, John me atraía pero a su vez me transmitía demasiada desconfianza como para llevarme bien. Jack, me atraía menos que John, pero me transmitía mucha confianza, porque era agradable y no se ponía chulo ni me insinuaba en que le acompañara a su cama... ¿Pero que hago? No tengo que pensar en chicos... Vale, es inevitable, si acabo de conocer a dos estupendos... Bueno, no exageremos...Estupendos puede ser muy relativo.
Como era sábado, me lo tomé con calma. Me conecté al facebook para ver si estaba mi hermano conectado y que me informara de cuando iba a venir a verme definitivamente.
No estaba, pero nada más conectarme, se abrió rápidamente una ventana, con la conversación de Clare. Me decía que había hablado con Brithany, y que ésta le había informado que iba a celebrar una fiesta esa misma noche en su casa, puesto que sus padres se habían ido a pasar el fín de semana a Nueva York. Todo el grupo de chicas estaban invitadas. Pero eso no era todo... Todas estaban invitadas, incluida yo. Eso no traería nada bueno...
¿Por qué cojones tenía que invitarme a mi Brithany? Me odiaba. Mucho.
Me daba muy mala espina, pero aun así no tenía nada mejor que hacer, así que decidí que iría solo a divertirme un rato y a ver que se traía entre manos mi nueva mejor amiga.
Salí a dar un paseo. Me puse los auriculares y comencé a caminar sin rumbo, haciendo poco caso por donde iba, hasta que me comí a alguien a la vuelta de la esquina de mi calle.
Oh, dios.
¿Dónde seria la próxima vez que me lo encontrara? ¿En la ducha? No me sorprendería.
Intenté zafarme de él con una sonrisa irónica que daba a entender lo poco que me complacía verlo un fin de semana.
-Lo siento. - Solté y seguí caminando.
-Espera, espera, espera. No te preocupes, a sido culpa mía. - Y tanto que lo ha sido, no se por qué me daba que se había puesto ahí queriendo. - Vas a la fiesta de esta noche?. - Oh genial. El también. Como no. Me estaba planteando si realmente debería ir.
- Emmm... supongo.
- Convencí a Brithany para que te invitara, no me falles.- Dijo con una sonrisa deslumbrante, como si me hubiera echo el mayor favor que se le puede hacer a una novata.
- Ya, gracias...No tenias por qué. Veré qué puedo hacer.
- ¿Tienes la agenda llena?
- No.- Solté instintivamente. Luego me arrepentí.
- Entonces no tienes excusa. Pasare a recojerte, ¿vale?
- No, de echo me apetecía caminar.
- No seas tonta. La casa de Brithany está muy lejos. Preparate para las nueve, ¿vale?.- Y se marchó antes de que me diera tiempo a reaccionar. Vale, que sepas que tienes una cita. Con un chico. Que puede que te empiece a gustar. ¿Dónde están todas las promesas que te hiciste, eh?
Cuando volví a casa encendí el ordenador esperanzada. Pero lo único que me encontré fue una petición de amistad con un mensaje privado en ella:

Hola guapa :)
¿Qué tal estás? Quería decirte que hoy iré a la fiesta de Brittany, probablemente toquemos algo. ¿Qué te parece? Te apuntas, ¿verdad? Por los instrumentos no te preocupes, que ya los llevaremos nosotros. Si quieres hablar, aquí me tienes. A la noche nos vemos, Scarlett. Un beso. Jack.

Ah, se me olvidaba, eso, lo más importante. Que la petición era de Jack. ¡PERFECTO! ¡¿POR QUÉ A MI? Entre todos me van a volver loca... Aunque para ser sincera, una parte de mi se sentía alagada por tanta atención. Decidí no darle tantas vueltas esta vez y acepté, no iba a ser demasiado fría.

lunes, 23 de abril de 2012

Capítulo VII

En clase de Inglés estuve pensando que tipo de trabajo me esperaba y también en la “cita” que tenía con Jack y su grupo, esperaba que fueran buena gente, a decir verdad, no podía estar toda una eternidad en contra de los tíos... podía simplemente llevarme bien con ellos hasta cierto punto. Volviendo al tema de la entrevista de trabajo, no quería quedar mal delante de amigos de mi madrastra y quería que tuvieran buena imagen de mi, porque si veían que cuidaba bien a la niñita de sus ojos, todo iría bien. La verdad es que me gustan mucho los niños pero nunca he cuidado a ninguno, solo en Navidades de mi primos pequeños y no los veía mucho como para entrenarme. Solo esperaba que la niña no fuera insoportable y que sus padres no me exigieran demasiado. Lo que más importante me parecía en el momento era conseguir ahorrar algo de dinero para comprar un nuevo coche, parecía ser que al que tenía en el momento no le quedaba mucho tiempo de vida, y además detesto el verde botella.
El timbre sonó a las tres en punto, como de costumbre, y salí disparatada hacia el aparcamiento despidiéndome de mis amigas sacudiendo la mano y chillando.
- ¡Mañana os cuento como ha ido la entrevista!
Casi me comí a John que también salía a toda prisa en ese momento, me sonrió, le hice una mueca de disgusto y seguí hasta mi coche. Idiota.  No se por qué me da la sensación de que le divertía el hecho de que fuera tan borde con él.

Gracias a dios, el el camino a casa era fácil y no tenía demasiadas curvas. Cuando llegué, comí lo primero que pillé en la cocina y subí hasta mi cuarto dando trompicones, volando hacia la ducha. Me limpié el pelo minuciosamente, me cepillé los dientes hasta casi destrozarme las encías y salí para peinarme. Vale, tengo que parecer decente y todo eso, así que me voy olvidando de los pelos de loca despeinada que suelo llevar. Saqué las planchas que mi madre me había regalado hace tanto tiempo y que nunca había usado, y las dejé calentando mientras me secaba el pelo con la toalla e iba a elegir mi ropa. Me planté delante del armario y me puse a pensar que era lo mas formal que tenía. Vale, vaqueros sí, porque no tengo nada más y no pienso ir en bragas. A ver si pillo algunos que no estén rajados por todos lados. Saque unos que tenían bastante buena pinta, y me puse a pensar que me pondría arriba. Joder, nada, nada, nada de esto es presentable. Voy a tener que cogerle algo a mi madrastra, pero tendré que ponerme un cinturón por encima de la cintura o algo porque ella esta mas rellena. Un mechón de pelo se me cayó del hombro y me dí cuenta de que ya no lo tenía tan húmedo. Mierda, mierda, las planchas. Aun en sujetador me dirigí al baño y me planché el pelo como pude. No queda del todo mal. Pensé que todos los días no podría ir con esos vaqueros al curro, con lo que le tenía que proponer a mi querido padre ir de compras... Justo en ese momento oí a mi madrastra llegar a casa gritando.
- SCARLETT, SALIMOS EN 20 MINUTOS, ACABA YA QUE SON CASI LAS 4!
Al final sin cinturón, recordé que mi hermano me regaló una camisa blanca en unas navidades, porque siempre iba vestida de negro. A los 20 minutos ya estabamos en el coche rumbo a la casa de los amigos de Susan (mi madrastra).
- Fíjate bien en el camino porque no voy a estar siempre yo para llevarte. - Me dijo Susan.- Bueno, pues aquí es. Entra sola, será un gran paso para ti si te acostumbras a este tipo de situaciones tú sola.
- Bien, ¿por quién pregunto?
- Pregunta por Mary y preséntate. Bueno, Scar, mucha suerte. Dame un beso.
- Adiós. - le dije después de darle un beso en la mejilla, mientras salía del coche.
Era una casa enorme con un jardín precioso. A la entrada, tenían puestos dos grandes jarrones con dos ramos enormes de jazmines. Delante de la puerta que llevaba directamente al interior de la casa, después de haber cruzado todo el jardín, tenían dos bancos con almohadas blancas y una mesa con un bonsay precioso. Pijo pero con buen gusto, no empezamos con mal pie.
Toqué el timbre. Ding dong. Sonó desde dentro. Se abrió la puerta y apareció una mujer de unos 60 años, no era lo que me esperaba como madre de la criatura, pero tenía que comprobar si era ella o no.
- ¿Es usted Mary?
- No, guapa. Me llamo Ana. Soy la criada, ahora le aviso a Mary pero pasa,pasa. Sientate en el salón mientras tanto. Tú eres Scarlett, si no me equivoco... - me dijo la señora muy amablemente con un ligero acento mejicano.
La casa era muy acogedora. Me gustaba la decoración. No estaba muy cargado, no tenían muchos cuadros ni objetos extravagantes pero las pocas cosas de decoración que tenían eran bonitas, nada cursis para lo que soy yo.
Me senté en el sofá mientras oía a Ana hablando con otra mujer, que sería Mary, mientras bajaban las escaleras que llevaban a la segunda planta del inmenso caserón. Me esperaba que no corriera mucho la niña porque sino me iba a acabar perdiendo.
En cuanto la vi me pareció una mujer de expresión amable pero demasiado elegante para mi gusto. Empecé a pensar que iba a ser de mi en ese entorno, y esperaba que la mujer no sería criticona porque mi ropa no era para nada de estilo elegante.
- Hola Scarlett - me dijo tendiéndome la mano - Encantada de conocerte.
- Igualmente. - No sabía exactamente como tratar con ella, pero le sonreí.
- Bueno ya me ha dicho Susan que estás buscando un trabajillo que encaje bien con tus horas de clase.Yo te comento lo que hay. Mi marido y yo trabajamos mucho y Ana no se puede ocupar de la casa y de ella a la vez, entonces habíamos pensado que estuvieras con ella de lunes a jueves de cinco a ocho de la tarde porque yo los viernes libro. Te pagaríamos doce dólares por hora pero si en algún momento necesitaras algo más o algún adelanto, no tengas miedo en pedírmelo, Scarlett. - me dijo todo esto amablemente. - Te la presentaré enseguida, cuando la despierte. Ana, prepara algo para merendar por favor.
- De acuerdo señora. - Contestó ésta firmemente.
Mientras me contaba la forma de ser de Lilly, su hija, se oyó como llegaba alguien a casa.
- ¡Ya estoy aquí! - Se oyó desde la entrada. La voz se me hacía conocida, pero no sabía de qué, un chico jóven, eso sí.
- Mira, mi hijo, va a tu mismo instituto, seguro que lo conoces, ahora mismo te lo presento. - me dijo. - ¡John, ven aquí, te quiero presentar a alguien!
No, no puede ser, no puede ser... este tío no, tiene que ser otro John. Miré al reloj y me di cuenta de que ya eran las seis y ya que Susan se había ido con el coche, tendría que pedir un taxi para llega a mi cita a tiempo. Bastante tengo con aguantar su porte en el instituto, como para que encima viva bajo el techo en el que iba a tener que trabajar tres horas al día cuatro días a la semana... Afirmativo, era él. Cuando me vio le dio un ataque de risa que apenas pudo controlar. Dios mío. Vaya pintas que debo llevar. ¡Joder!



viernes, 20 de abril de 2012

Capítulo VI

A la mañana siguiente me desperté con un ligero dolor de cabeza en la parte izquierda, como si me hubieran pegado con un bate el día anterior, pero me era indiferente, iba a ir a clase y por la tarde iba a ir con mi madrastra a casa de unos amigos suyos, según me dijo la noche anterior mientras cenabamos, era para cuidar a la hija pequeña de tres años y también tenían un hijo de mi edad. A lo mejor venía a mi instituto y nos hacíamos amigos, estaría bien... Cuando estaba a punto de entrar en el instituto apareció la chica que estaba sentada al lado mío en la audición, esa tal Catheryn, con mi compañera de lengua Clare, y la primera me empezó a hablar:
- Ey, Scarlett, por fín te encuentro. El otro día, la entrenadora cuando pasó la lista de las que están en el equipo, te mencionó. - dijo mientras sonreía.
- No me importa, no tengo intenciones de formar parte de ese equipo. - Dije con el rostro impasible, pero por dentro sintiéndome profúndamente satisfecha con los resultados conseguidos. Cuando me di cuenta de que mi seriedad la incomodaba le dedique una ligera sonrisa, a la gente le suele molestar cuando las otras personas no sonríen todo el rato, es como si alguien no pudiese ser simpático y no pasarse todo el día sonriendo.
- Ya, bueno, todos en el instituto sabemos que lo hiciste por darle a Brittany en los morros, y por ahora te has ganado unas cuantas amigas... - me dijo mientras las dos estallaban en una carcajada. - pero bueno, yo por si acaso te aviso.
- Muchas gracias - dije yo también riéndome.
Me quité el abrigo, dejando a la vista mi camiseta de los Beatles versión brillantina, que me regaló mi hermano Adam por mi decimosexto cumpleaños. Entré con ellas en el instituto. Cahteryn me dijo:
- Scarlett, te están mirando todos.
Levanté la vista y me di cuenta de que lo que decía era verdad, todos me observaban, seguramente que fue por el numerito que monté en el gimnasio el día anterior, aunque mi cara cambió cuando vi aparecer al ejercito de las supernenas apareciendo por el pasillo. No se lo que tramaban, pero por la cara de Brittany, nada bueno me esperaba.
Seguí andando hacia adelante, con mis nuevas amigas, pero desviando la mirada hacia otro lado, prefería no mirarla, era darle demasiada importancia. Todo cambió cuando la vi justo delante mío, rodeada de sus amigas y me dijo:
- Hola Scar, queríamos hablar contigo... Queríamos que supieras que estás en nuestro grupo.
Esta tía me habla como si yo quisiera formar parte del grupo. ¡Já! Está lista si lo cree de verdad, porque Scar con Barbies nunca se ha llevado demasiado bien... Solo me falta tener que cumplir las ordenes de una Barbie, encima haciendo el qué y bailando... ¡Vaya chiste!
- Para empezar, Scar solo me llaman mis amigos, y tú no eres mi amiga. Para seguir, lo del equipo de las animadoras aun me lo estoy pensando...
- Nos referíamos a que fueras nuestra amiga, no a que entraras en el equipo de las animadoras.- Contestó una de sus amigas.
- No gracias...- Dije mirándolas de arriba abajo, con una sorpresa que no pude disimular, me estrarían tomando el pelo? No tenía tiempo para descubrirlo, le dejé con la palabra en la boca y nos fuimos a clase, mientras Clare y Catheryn se desternillaban de risa y les contaban a Anne y Holly, las cuales eran de su grupo de amigas, lo que había ocurrido, y estas también estallaron en una carcajada.
- ¿Qué es lo que os hace tanta gracia? - Les pregunté seriamente.
- ¿Sabes qué pasa? Que tú no te das cuenta pero lo que están haciendo es intentar integrarte en su grupo, para que no seas una rival. - Me contestó Anne. - Lo hacen con todas las que pueden ser una amenaza para ellas.
- ¿Perdona? - Le dije. No entendía nada, ¿yo un rival para ellas? No tenía nada que ver con ellas en ninguno de los sentidos, no entendí porqué me decían eso.
- Sí, mira, te lo voy a contar. A ver, tú eres nueva. Y la gente del instituto siempre se interesa por la gente nueva, hasta que deja de serlo. Pero este no es tu caso, porque tú has venido pisando fuerte, y se ve que vas a seguir así. Eres la única chica en este instituto que tiene valor para hablarles así al grupo de las animadoras y la única que sería capaz de rechazar a John... - dijo ésto último mirando a las demás y riéndose.
- Tienes razón en todo lo que has dicho - Contesté con una sonrisa sincera en la cara. - ¿Pero qué tiene que ver ese tío? ¿Te extraña que no me interese? Aparte de que tiene novia, es un chulo, y a mi ese tipo de tíos no me gustan... - Le dije. James, James, James...James sonriendo, James diciendo que me quería, James abrazándome, James besándome, James engañándome, James mirando al suelo, James que ni si quiera lo intentó arreglar, que más da que no fuera a servir para nada, que más da que ya me hubiera hecho más daño del que se puede explicar con palabras, debió intentarlo, debió demostrar que aun me quería, aunque fuera mínimamente, aunque fuera la décima parte de lo que me quiso una vez, James que me convirtió en este torbellino de sentimientos reprimidos que soy ahora, James que jamas tuvo el valor de decirme que me quería, o que no lo hacía, James que me hizo amarlo solo para poder contemplarlo marchar, James que me había hecho sentirme única y especial, que me hizo creer que yo era todo lo que el necesitaba, pero que nunca llego a creerselo el mismo... ¡BASTA! Volví a la realidad y vi a la tal Holly mirándome con una sonrisa en la cara.
- Perdona, ¿Qué...?
- Me caes bien Scar, me caes bien... Pero que yo sepa no tiene novia... - Dijo poniendo cierta cara pensativa.
- ¿Barbie? Digo... ¿Brittany? - dije extrañada. -Por la forma de actuar de la "superanimadora" delante de él juraría que estaban juntos.
- Lo estuvieron, pero lo dejaron a finales del curso pasado. - Me contestó Catheryn.
- Sí, pero desde entonces él no ha vuelto a estar con nadie, juraría que sigue enamorado aunque se rumorea que está interesado por ti... - Dijo Anne, mientras a mi me entraban arcadas, si con James, que parecía ser un buen chico y que me trataba con respeto salió mal, no quería saber lo que ocurriría con ese idiota. Las relaciones no son para tí, Scar, limítate a la música y a los libros.
- Sí, pero ella bien que se ha tirado a medio equipo de fútbol... - Contestó Holly. Todas nos empezamos a reír. Me caían muy bien todas, pero Holly me pareció la mejor, en la forma de ser era la que más se parecía a mi, lo dejaba todo clarisimo.
- Bueno chicas, vamos a dejar el tema, que paso de príncipes y princesitas. - Dije riéndome.
Ya habíamos llegado a nuestras taquillas y estabamos abriéndolas para coger nuestros libros correspondientes cuando oí una voz algo conocida detrás de mi.
- Hola, Scar. - Dijo. Era el chico de la tarde anterior. En ese momento me dí cuenta que yo todavía no conocía su nombre, y eso estaba mal, porque él iba a ser mi compañero de grupo.
- Ah, hola. - Me salio una media sonrisa casi involuntariamente. - ¿Sabes de que me acabo de dar cuenta? Ni siquiera se tu nombre - Le solté sinceramente
- Jack, me llamo Jack. - Me contestó él con una preciosa sonrisa en la cara. - Y por cierto, no te olvides que a las siete tenemos una cita - añadió mientras me guiñaba un ojo. No parecía decirlo en ningún sentido raro, pero aun así en seguida me puse en guardia. Holly, que aun seguía a mi lado escuchando disimuladamente la conversación, me miró con curiosidad.
¿Pero se puede saber qué me pasa? ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? Primero James, prefiero ni pensar en él... Luego John... Y ahora Jack... Además parece un chiste: triple J...

miércoles, 4 de abril de 2012

Capítulo V

A la mañana siguiente, me sentía enérgica. Me daba igual estar en un lugar donde a penas me conocían y donde no tenia amigos, me daba igual tener que enfrentarme a una escuela llena de prepotentes y materialistas, me daba igual absolutamente todo, solo quería llegar al instituto ya, y ni siquiera sabia por qué, tal vez es que las cosas estaban poniéndose interesantes con John, por que a pesar de la promesa que me hice cada día tenia mas ganas de verlo, o tal vez era que las cosas no parecían tan pesimistas después de dejar en ridículo a Barbie alpha. El caso es que quería llegar ya y seguir con lo que fuera que estuviese pasando.
Me levante pegando un bote de la cama, puse Crush Crush Crush de Paramore mientras llevaba a cabo mi rutina diaria. Ducha, secador, ropa, desayuno. Me movía rápido debido al entusiasmo, así que acabe bastante antes de lo normal, de todas formas estar en casa sin hacer nada me agobiaba así que me colgué la mochila al hombro y me dirigí hacia mi coche. Lo puse en marcha y me dirigí hacía el instituto dando golpecitos al volante al son de la música que salía de la radio. Era una canción bastante tranquila, para nada mi estilo, pero aun así me gustaba. Tengo que enterarme de como se llama la cantante. Seguí con mi buen humor hasta llegar al aparcamiento, casi todos los sitios estaban vacíos, así que pude encontrar una buena plaza cerca del centro. Salí del coche casi dando brincos y me metí al instituto, por fin tendría un poco de tiempo para explorar y tal... Empecé por asomarme por las ventanillas de las aulas del primer piso, que eran a las que se iba solo en algunas clases, la de arte, la de música, el laboratorio... Me dieron ganas de entrar a algunas mas de una vez. Seguí por el pasillo hasta encontrarme con el tablón de anuncios. Empecé a leer los anuncios que la gente o grupos había ido colgando. Había algunos interesantes y en el preciso momento en el que me estaba fijando en uno en concreto, en el de música, noté un ligero toque en la espalda. Me giré y me encontré con una pareja, una chica y un chico, con cara simpática, pero con la cual me miraban de arriba a abajo. La chica tenía un pelo rojizo muy brillante y ojos azules, llevaba vestida una camiseta de ACDC y una falda corta a cuadros, leggins rotos y botas pesadas. El chico era alto moreno y guapo, y iba con camisa blanca y pantalones negros. Vi como la chica le pegaba un codazo a el chico y él abrió la boca para dirigirse a mi:
- Hola, hemos visto que estás mirando los anuncios, ¿Te interesa alguno en especial?- me dijo amablemente.
- No... bueno, si, hay...
- ¿Tocas algún instrumento? - Me interrumpió ella intrigada.
- Sí, no toco muy a menudo, pero desde pequeña he tocado la guitarra eléctrica.
- Pues si usted desea, - dijo haciendo una reverencia cómicamente - bienvenida al grupo.
- Mary, habrá que hacerle alguna prueba, ¿no?
- Sí, claro. ¿Cómo te llamas? - me dijo la tal Mary.
- Scarlet.
- Bien, Scarlet pues si quieres cuando acaben las clases, ven al aula de música y te oiremos.
- Bale, gracias por la oportunidad, pero no he traído guitarra. - Dije un poco decepcionada.
- Tranquila, Scar, yo te dejaré la mía. - Me dijo él. Bueno... ¿pero qué les ha dado a todos con llamarme Scar? ¿No queda claro que así solo me llaman mis amigos? Grr... El chico me ponía un poco de los nervios,(como todos en general) se arrimaba demasiado y me sonreía mucho. La chica parecía notarlo, por que estaba un poco incómoda.
-Si, al final de las clases nos vemos. -Les dije, mirandola mas a ella que a él, mientras caminaba hacia las escaleras para dirigirme a mi clase, ya que la primera hora empezaría en breves.
Cuando llegué y tiré mi mochila encima de la mesa, recordé quién se sentaba a mi lado, y aunque intenté que eso me molestase con todas mis fuerzas no pude hacer mas que sonreír al pensar en las cosas que decía, que quisiera o no, me parecían divertidas. Me senté y fui sacando los libros cuando oí la silla a mi lado moverse, miré hacia arriba y lo vi a el, como no, sonriendo de oreja a oreja.
- ¿Que pasa, morena?- Dijo mientras se sentaba. Como no... la gente en este instituto debe de odiar mi nombre. Le dirigí una mueca de disgusto forzada y me centré en mis cosas como pude. Así transcurrieron las siguientes seis horas, excepto el recreo y la clase de informática donde nos movíamos de aula. Con él haciendo el payaso y yo fingiendo que me molestaba. Esperé impacientemente hasta que acabo la última clase y practicamente corrí hasta el aula de música, donde se suponía que iba a tener lugar la prueba para mi entrada al grupo. Por alguna razón eso me hacia mucha ilusión, el echo de ser parte de un grupo, ya era hora de que fuese haciendo un par de amigos, además la música era algo que me apasionaba, no podía vivir sin ella, porque al fin y al cabo era lo único que nunca me abandonaba, siempre estaba conmigo, fuese en la ducha o fuese en el coche... Cuando llegué, me pregunté si debería esperar fuera hasta que ellos viniesen o si podría entrar y mirar un poco las cosas. Decidí explorar y entré despacito, entraba suficiente luz por las ventanas así que no le dí al interruptor. Había pentagramas por todos lados, el aula estaba un poco desordenada para ser honestos, pero aun así se estaba a gusto, un par de guitarras aquí y allá y una batería imponente en el centro, también había un teclado y otro tipo de instrumentos más pequeños. Me acerqué a la guitarra y mas cercana y probé las cuerdas. Estaban perfectas, toqué un par de notas para calentar mientras les esperaba, cuando de repente oí una voz que me sobresalto.
- Esa también es mi favorita. -Dijo el chico que se me había acercado a la mañana. Venía solo esta vez. El hecho de que estuviese solo conmigo me molestaba un poco.
- Es preciosa.- Conteste con una sonrisa, sincera pero falsa a la vez, deseaba que Mary estuviese ahí en ese momento, pues me sentía un tanto incómoda. - Y tu novia? - Estalló en una carcajada.
- ¿Mary? Mary es mi hermana gemela... no lo has notado? Bueno, de hecho somos mellizos pero para el caso...- Oh, vaya, mellizos. Eso era nuevo. Volví a sonreír Y me quede mirando la otra guitarra.
-Bueno, ¿y la prueba?
-Lo de la prueba era una broma, solo hay que mirarte los dedos, se ve que eres una guitarrista nata. Pero si te va hacer sentir más cómoda puedes tocar algo y así ya lo hacemos oficial. - Se sentó en una silla que había cerca de mí y dijo- Soy todo oídos.
- ¿Solo vas a estar tú?
- Sí, adelante. -Sonrió para darme confianza. Pensé un par de segundos que tocar, y empecé a calentar un poco, toqué todas las notas para asegurarme de que todo estaba en orden y comencé con Nothing else mathers.  Escucho con atención hasta que acabe y me fije como abría los ojos cada vez mas. Cuando por fin acabé me dijo:
- Vaya, no me equivoqué contigo...- Parecía seriamente impresionado, me hizo sentirme cien por cien satisfecha conmigo misma.
- Y bueno... entonces, ¿qué hacéis?, ¿grabáis vuestras propias canciones?, ¿hacéis covers?, ¿cómo va?- Le interrogué, dando por asumido que ya estaba en el grupo.
- Bueno, tocamos un par de canciones de otros grupos, cuando a Dylan le da por componer algo probamos a ver como suena, pero todo es por diversión. Vimos que había grupos de todo tipo, desde las animadoras hasta el teatro, pasando por los de mates. Quedamos los lunes, miércoles y viernes a aquí mismo, a las 7 y intentamos mejorar, ayudarnos los unos a los otros, y a la vez divertirnos. Entonces, ¿qué te parece? ¿Entras? - Sonaba genial. Así me aseguraba de que seguiría tocando, y además me daba la oportunidad de divertirme y hacerme amiga de gente que juzgando por sus gustos y por lo simpático que era él, debían de ser de muy buen rollo.
- Claro, ¿por que no? - Le dediqué una sonrisa, no incomoda esta vez. Ya no me sentía mal a su alrededor, tenía una voz tranquila y suave que parecía acariciarte y tranquilizaba, además era un encanto. No como ese idiota de John. Que ostias haces pensando en el otra vez? Olvídalo idiota, y a este también, olvídalo.
- Bueno... - me dirigí titubeante hacia la puerta -  supongo que estaremos mañana entonces.
- A las siete, no te olvides.- Respondió mientras recogía unos papeles del suelo.
- No me olvido. -Dije mientras salía y sacudía la mano en un adiós apresurado. Salí del instituto satisfecha conmigo misma, y me fijé en que solo quedaba mi coche en el aparcamiento. Me pregunté como iría él, los segundos que estuve bacilante en la puerta fueron suficientes para que él me alcanzara.
- Vas andando?- Le pregunté, recordando que el instituto estaba un poco apartado.
- Sí, está solo a un par de kilometros, y me gusta caminar.
- ¿Quieres que te acerque? no me cuesta nada si me indicas por dónde.- Casi me sentí obligada a ofrecérselo, pero él no pareció notarlo.
- No, en serio, me gusta caminar.- Dijo con una sonrisa mientras se alejaba. - Hasta mañana, Scarlett.
- Hasta mañana.- Volví a sacudir la mano y me dirigí hacia mi coche que me acojió con una calidez embriagadora comparando con el frío que hacía fuera. En un instante vi como mi nuevo amigo se alejaba, y me vino a la cabeza su mirada, seguida de su sonrisa, un chico encantador, sí. No seas idiota, es un tío, especie prohibida en los próximos años... Bale, igual he exagerado, dejemoslo en especie prohibida por ahora... Me puse el cinturón y arranqué para dirigirme a casa, pero antes me pasaría por la biblioteca. Hacia semanas que no leía un buen libro.