lunes, 28 de mayo de 2012

Capítulo XII

Tocaron el timbre y ya que mis padres estaban cómodamente tumbados en el sofá me apresuré a abrir. Al otro lado de la puerta me encontré con John, vestido con un impecable traje y una rosa rojo pasión en la mano.
- Esto es para ti, no podía aguantar más tiempo ocultandotelo.
Me quedé estupefacta, no sabía como reaccionar, ¿Pero qué tipo de cable se le había cruzado?
- No digas nada. - Me dijo acercándose, como si me hubiera leído el pensamiento.
Su cara se acercó poquito a poco a la mía, sus labios rozaron mis labios, yo no me pude contener, y respondí a aquel beso repentino pero un poquito deseado. De pronto, noté una mano apretando mi brazo. Me aparté de su cara y lo vi, lo vi a él frente a mi, con una cara triste, con una expresión suplicante:
- No lo hagas, todavía me quieres, y tú lo sabes...
- No James, no me hagas ésto James, ¡deja de aparecer en mi vida!
Me desperté de pronto, sudando como nunca antes lo había hecho. Ese sueño, o más bien esa pesadilla, me había dado en qué pensar.
Es que los fantasmas de mi pasado me iban a seguir eternamente? ¿Por que no podía avanzar como todo el mundo? ¿Por qué me tenía que
autotorturar a mi misma con ese tipo de sueños? y lo más importante, si supuestamente no sentía nada por John, ¿Por qué soñaba que me besaba? y ¿Por que esas mariposas en el estomago cuando lo hacia?.
Me levanté, abrí la ventana de mi habitación de par en par para que se aireara bien, por el olor que había traído de la noche anterior, mezcla de alcohol, tabaco y algún que otro olor sospechoso más.
Abrí el grifo de la ducha, y mientras se calentaba el agua empecé a quitarme la ropa. Puse la radio y sonó la canción “Suddenly I see”, de KT Tunstall, la que era la canción favorita de mi madre. Enseguida me metí en la ducha y empecé a darle vueltas a todo en mi cabeza. ¿Como iba a mirarle a la cara a John después de ese sueño? Además era domingo, y no me tocaría verle en clase, pero me dijo su madre que me pasara por su casa para almorzar, que quería que su marido me conociera... Oh yeah, que chachi, haber que me pongo, todavía no ha empezado la “operación compras”. Salí de la ducha con la toalla enrollada en la cabeza y semidesnuda, para elegir algo que ponerme. Al final opté por un pantalón corto blanco, una camiseta roja y negra de rayas y cuello de pico y unas converse negras. Al fín y al cabo iba a tener que mostrarme tal y como era.
Me vestí, me apliqué la raya de ojos y me arreglé un poco el pelo antes de salir.
Hacía un día perfecto, un sol espléndido y el cielo limpio de nubes, como en mi maravilloso buga no había aire acondicionado no me quedaba otro remedio que ir con las ventanas abiertas. Me puse las gafas de sol y puse el CD de The Offsprings, y mientras escuchaba la canción “You’re gonna go far, kid”, aparqué enfrente de casa de John & family.
Lo primero que vi al abrir la portezuela del jardín fue a John en pantalones cortos y sin camiseta regando las plantas del jardín con una manguera. No pude evitar soltar una carcajada.
- Hombre Scar, buenos días. - Me dijo mientras me dedicaba una de sus espléndidas sonrisas.
- Igualmente, John. - Le dije en un tono más seco, recordando el sueño de aquella noche.
- ¿Ya te has recuperado de la de ayer? - Me contestó.
- Estoy como una rosa.
- Ya te veo, ya. - Me dijo, mirandome descaradamente de arriba abajo.
- Pensaba que habíamos firmado una tregua, no hagas que me arrepienta, por favor. - Le dije con un tono suplicante pero un tanto borde.
- Vale, vale, lo siento... Que tengas un buen día, Scar. Pasa sin tocar la puerta, estarán en el salón esperándote - Me dijo esta vez con una sonrisa sincera.
- Igualmente John, buenos días.- Le dije mientras entraba en su casa.
Cuando iba a abrir la puerta, noté que se acercaba hacia mí.
- Eh, Scar. ¿Qué te parece que vayamos a cenar algo al centro y después a tomar algo por ahí?
- Vale. - Dije sin pensarlo. ¿Vale?¿ VALE? ¿Pero niña, eres idiota? Bueno, no me iba a pasar nada, tenía firmada una tregua con él y no creía que fuera a intentar nada conmigo, además, me vendría bien ser amiga (y sólo AMIGA) del hijo de mi jefa...
Cambié de cara y me puse seria, y cuando me vio que iba a abrir la boca en gesto de arrepentimiento, me dijo:
- Eh, tranquila eh, como amigos, no creas que voy a intentar nada más.- Me sorprendió seriamente.
- Oh, claro, más te vale. - Dije satisfecha con su comentario.
- No creía que aceptarías la propuesta. - Me dijo esta vez riendose.
- ¿No querrás que cambie de opinión, verdad?
- Vale, vale, ya me callo. - Contestó mientras hacía el gesto de cerrar la boca con llave y tirarla. - Entonces, a las siete paso a buscarte a casa, y así andamos de sobra de tiempo.
- Está bien, hasta luego John.
- Hasta luego, Scar.
Me adentré en la casa acojonada con lo que podía pasar. Todavía no había vuelto a hablar con Holly y las demás desde el día anterior en la fiesta, antes de que me pasara lo que me pasó. ¿Qué cara se les iba a quedar cuando les dijera todo lo que había pasado? Bueno, de momento era mejor no decir nada. Total, solo iba a ser mi amigo y nada más que eso, NADA MÁS, y con ellas tampoco tenía aún una excesiva confianza.

En la casa, la niña ya había empezado a recibirme bien, vino a donde mi con los brazos abiertos ofreciéndome una galleta que tenía en la mano. A pesar de haber nacido en una familia rica se veía que no era consentida y por el detector de personalidad que tenía yo presentía que esa niña iba a ser muy buena... Pequeñaja, tú y yo nos vamos a llevar muy bien... ¡menos mal!
Fue un almuerzo bastante ameno y mientras ellos me hacían preguntas, yo les contestaba y a la vez jugaba con la pequeña.
Al mediodía hablé con mi padre y le dije que saldría por la noche con unas amigas a cenar y después de tomar algo volvería casa, no me puse ninguna objeción así que estaba todo hecho.
Me tumbé en la cama y recordé que tenía que ir de compras al centro comercial, mi vestuario necesitaba reponerse, además me había dado cuenta que aparte de necesitar un par de prendas elegantes y algún que otro vaquero nuevo, también necesitaba ropa más veraniega, no era para nada lo mismo vivir en California que vivir en Canadá. Le planteé el problema a mi madrastra y me dijo que lo dejara en sus manos.
A las cinco ya estabamos en el centro comercial, y ya habíamos saqueado 5 tiendas. Aquella fue la mayor compra que había hecho en mi vida y además ya había pensado hasta lo que iba a estrenar aquella noche. ¿Pero qué eres tonta? Igual es mejor ponerse lo más fea posible, que así se fije menos en mi... Mmmm... es que no se si ahora no quiero que se fije en mi... James, James, James... Joder, ¿Por qué a mi? ¿Por qué todos estos sentimientos contrapuestos? ¿Por que no podía decidirme de una vez?
Mientras volvíamos a casa yo iba a mi bola y a penas note que mi madrastra me hablaba
-¿Scar?
-¿Eh? Perdona, perdona, ¿qué decías?
-Preguntaba si había algún chico - Alzó las cejas y me dirigió una sonrisa traviesa
-¿Qué? Claro que no! Acabo de llegar, a penas conozco chicos, y ninguno me llama la atención.- Menti. No se bien por qué, podría haberle contado lo de John pero decidí cayarmelo, eso demostraba que de hecho me importaba mas de lo que quería admitir.
-Ya...- Me contesto con una risita floja.
Dejamos el tema y seguimos cada una ensimismada en sus pensamientos.
Cuando llegué a casa me fije en el reloj y vi que ya eran las 19:30. John llegaba en media hora. Me habría costado admitir que me puse muy, pero que muy nerviosa. Corrí escaleras abajo y me metí en el baño mientras me deshacía de mi ropa, no tenía tiempo para una ducha relajante, así que me apresure a lavarme el pelo y tomar una ducha de cinco minutos y mientras salía del baño oí que mi padre gritaba.
-Scar, nosotros nos vamos ya, pasatelo bien con las chicas.
-Claro papa, pasaoslo bien vosotros también.
Entré en mi cuarto con una toalla en la cabeza y me puse el modelito que había pensado ponerme en el supermercado, unos vaqueros largos claros, una camiseta de palabra de honor negra y unas bailarinas negras, no iba a salirme de mi estilo, eso lo tenía más que claro. Me sequé el pelo con el secador y miré la hora 19:55. Vale, tenía cinco minutos para hacer algo con mi cara, me maquillé ligeramente, una fina raya negra en los ojos y un poco de sombra negra. Antes de que las ocho en punto dieran por unos segundos, John ya estaba tocando el timbre. Suspiré profundamente y bajé las escaleras tan lentamente como pude... ¿Te das cuenta de que esto es una cita, ¿Verdad? Le dije a mi voz interior que se callara y abrí la puerta. Tan pronto como la abrí, el llamativo color de la rosa roja que John traía en sus manos se llevó toda mi atención.

domingo, 20 de mayo de 2012

Capítulo XI

Cuando desperté solo recuerdo una luz muy intensa y muy clara, como la de un fluorescente en un hospital. Mierda, mierda, mierda, mierda, joder, mierda, no me vuelven a dejar salir en mi puta vida. Pero no podía ser un hospital, porque había demasiado ruido, murmullos, y alguien conocido que no dejaba de decir “Salir todos de aquí, joder” “Callaros de una puta vez” “Joder, ¿por qué no llamáis a una ambulancia?” y otra voz que me también me sonaba mucho repetir “No podemos, me van a matar” “Callate ya, creo que se está despertando”. La ultima voz era exageradamente chillona y por alguna razón que no alcanzaba recordar, me irritaba terriblemente. Aun así la situación me pareció muy divertida, a pesar de que estoy segura que a cualquier otra persona no se lo habría parecido tanto. Abrí los ojos despacito y miré alrededor, sintiendo un ligero mareo.
- ¿Cuánto tiempo llevo así? - Fue lo primero que pregunté, lo demás me lo imaginé mientras escuchaba.
-Como una hora, algo más... menos mal que no te tomaste toda la copa. Joder. ¿Estás bien? ¿me ves bien? ¿puedes oirme? - John parecía estar nerviosisimo, no dejaba de agarrarme de los brazos y lo cierto es que hacía suficiente presión como para hacerme algo de daño, intenté zafarme, pero no me dejo, sin embargo pareció darse cuenta de que apretaba mucho y me agarró con más delicadeza. Me sené en la cama intentando hacer que todo me dejase de dar vueltas, miré hacia abajo y cuando por fín me recuperé conteste:
-Tranquilizate, no he muerto...
- Joder, pues un poquito más y yo por lo menos no hubiera dicho lo mismo... - Me contestó.
- Bueno, ¿me vais a dejar un poquito en paz? Dejar de rodearme, que me voy a casa.- Tanta gente con los ojos fijos en mí me irritaba. Note la brusquedad con la que me salió y eché una risita, como intentado suavizarlo.
- No, tú te quedas aquí hasta que se te pase un poco.- Contestó John con gesto severo.
Intenté levantarme poquito a poco pero me dolía la cabeza de una forma espantosa.
- Vale, papá. - dije, recalcando la última con sarcasmo.
Él se empezó a reír.
De pronto alguien abrió la puerta con brusquedad y entró corriendo.
-¡¡Scar!! ¿Estás bien?- Jack entró súbitamente, estrellando la puerta contra la pared.- Me acabo de enterar... ¿Qué ha pasado? - Dijo a la vez que apartaba a John de mi lado y me agarraba él.
- Tranquilo, estoy bien.- Dije un poco turbada por tanta agresividad.- No lo se, probablemente alguien me haya echado algo en la bebida, pero estoy bien, tranquilo. No llegué a bebermelo todo.
Apartó la mirada de mí para mirar con furia a John.
- ¿Has sido tú, verdad? - Me soltó y se abalanzó sobre él, lo empujó estampandolo contra la pared más cercana y lo agarró del cuello de la camisa.- Te la querias tirar, ¿no? y como ella es demasiado buena para ti...- Me estaba quedando flipada, uno de los amigos de John enseguida fue a separarlos, pero era tarde, John ya le había atinado un  puñetazo en la cara, al cual Jack respondió con otro, y cuando intenté levantarme para pararlos yo misma, las rodillas me fallaron.
- ¡YA BASTA!- Chillé, pero ninguno me hizo caso.
Al final consiguieron separarlos. Alguien se llevó a Jack fuera de ahí, mientras salía seguía mirando con furia a a John y farfullando cosas que no alcancé oír o entender.
John le saco el dedo y se volvió a mi.
- Scar tu sabes que yo...
- Claro que lo se, cállate.- Le corté. Estaba decepcionada porque le había seguido el juego a Jack, y estupefacta por lo que acababa de pasar. No me lo podía creer. No conocía ese lado agresivo de Jack, realmente no lo conocía bien, pero era de esas personas a las que solo con la primera vez de verlas te dan la impresión de ser de lo más tranquilo del mundo... y tampoco sabía que yo pudiera importarle hasta tal grado.
John se sentó a mi lado, me puso la mano alrededor del hombro y me dijo:
- Venga, si quieres vamos a casa. - Acariciándome el brazo y ayudándome poquito a poco a levantarme cuando la mayoría de la gente se había esfumado, aún cotilleando sobre lo que había pasado, yendo a contarselo a los que no habían estado presentes y probablemente exagerando la historia.
- ¿Como que vamos a casa?
- Hombre, no te pensarás que después de lo ocurrido, te voy a dejar que vayas sola.
- Estoy bien, John. Puedo ir sola. Además, creo que ahora mismo tú necesitas más a alguien que cuide de tí que yo.- Dije más bordemente de lo que pretendía.
- Lo se, pero solo te estoy ofreciendo un poquito de ayuda.
- No la necesito. - Dije mientras me dirigía al jardín por una puerta enorme, rodeada de una cristalera enorme también. Me encendí un cigarro y eché el humo como si mi boca fuese una chimenea.
-  No entiendo porqué me rechazas de esta forma, solo intento llevarme bien contigo.
Bale, teniendo un poquito de compasión, cosa que mi cerebro y corazón no conocían desde hacía tiempo (James, James, James...), me estaba pasando un poquito con él, tal y como me había hecho unas amigas en el instituto, también podía hacerme un amigo, y ¿porqué no él? ¿A quién quiero engañar? Amiga del chico más popular del instituto... Imposible, éste prototipo de chico solo quieren una cosa, y no hace falta ni que la nombre...
- Bale, tregua. Nos llevaremos bien, pero no somos amigos, esta tregua solo nos permite tratarnos con respeto, como si fueramos unos simples compañeros de clase o de trabajo o lo que te de la gana. - Le dije, dándole la espalda y dirigiendome a la entrada de la casa, a recoger mi chaqueta e irme por donde llegué.
- Me acaban de romper la cara por ti, creo que me merezco un poco más de consideración. ¿Que tal si somos amigos y punto? no hace falta hacerlo tan complicado.- No pude evitar responder a su sonrisa, pero controlé mi expresión instantáneamente.
Al verme sonreir murmuró un Por algo se empieza que por la forma en la que lo dijo supe no quería que yo lo oyese.
Me giré y vi que él hacía lo mismo que yo, coger la chaqueta. Le fulminé con la mirada y le dije:
- Ni pensarlo, que no se te pase por la cabeza que podemos llegar a algo más, con la de chicas que hay en el instituto, déjame en paz y vete con otra.
Le vi reírse y que levantaba las manos en señal de paz. Suspiré y me dirigí hacia casa. Desde que salí de aquella gran casa solo había dirigido la mirada hacia adelante. De repente, no sé qué corazonada tuve que me hizo mirar hacia la carretera. No estaba sola en la calle, detrás mío, vi un coche que se me hacía bastante conocido. Era él, como no.
Me acerqué y paró, mientras bajaba la ventanilla.
- Pero a ver, ¿a ti qué te pasa? - Le dije, ya no aguantaba más eso de intentar hablarle agradablemente.
- Esto es tuyo. - Me contestó enseñándome la cajetilla de tabaco. Me apresuré a cojerlo y se escaqueó.
- Bueno, a estas altas horas de la noche, no hay ni Dios en la calle, tengo ganas de llegar a casa y... dame eso y deja de vacilarme. - Dije con intención de darle pena y irme a casa.
- Bueno, te lo doy si me dejas acercarte a casa, no vayas a perderte y la liamos.
Suspiré con desesperación mientras me apresuraba a subirme al asiento copiloto del coche.
Me dio la cajetilla, aun sabiendo que me daba tiempo a bajarme del coche e irme andando, pero el y yo, los dos, sabíamos que me salía mejor ir con él en coche, siendo precisos, ya sabía más o menos que camino habíamos utilizado para ir a casa de Barbie, pero había calles parecidas y en cualquier momento podía aparecer en Madrid como podía aparecer en París.
Cuando llegamos, me bajé y antes de cerrar la puerta hice un esfuerzo enorme:
- Bueno... supongo que... gracias... - Le dije haciendome de rogar. El chico me ha ayudado, vale que no vaya a darle un boto de confianza en la vida, pero no voy a ser la Srta. Rotermeyer, después de lo que me ha ayudado el chaval... James, James, James... Joder, no! A él le hicieron lo mismo... Además Barbie... Tal vez no sea como los demás. Vale, buen chiste Scar, te has lucido.
- De nada, Scar, nos vemos cuando quieras, ya sabes donde vivo. - Me dijo sonriendo y guiñandome un ojo. Cualquier chica se habría derretido, pero yo era más dura que una piedra.
- No te hagas ilusiones, John... - Y dando un portazo entré en casa.
Seguía echando de menos a mi hermano, aquel día más que nunca, en esta situación él sería la persona adecuada para ayudarme, por lo cual entré en el Facebook para mirar si estaba conectado o me había dejado algún mensaje. Vi que tenía dos mensajes, uno efectivamente era de él:

Hola hermanita, ¿Qué tal estás? Oye, tengo que darte una noticia, que seguramente te guste. He hablado con papá y iré a verte la semana que viene, no me quedaré mucho pero lo suficiente para que me cuentes que tal va todo. Estaré allí unos cuatro días, ya te avisaré el día y hora exactos que llegue, ¿Vale? Un beso muy grande.” 
Me ilusioné muchísimo y le contesté que tenía muchas ganas de verle. Abrí el otro, éste no me lo esperaba... Era de Jack y decía así: 
Hola, Scar. Lo siento por lo de antes, pero no he podido verte así. Conozco a ese chico y se que no es precisamente un santo, me has caído muy bien desde el primer momento en el que te ví y no quería que te ocurriera nada malo... Lo siento si os he molestado más de la cuenta, un beso enorme y un abrazo, espero que me perdones”.
Apagué el ordenador sin contestarle, ya hablaría con él en el momento adecuado.

jueves, 10 de mayo de 2012

Capítulo X

- Esa historia me suena. - le contesté
- Acabo de descubrir porqué te encierras en tu mundo, ¿Verdad?
- Solo te he dicho que esa historia me suena... Se cierra el tema por hoy. Me voy a saludar a las chicas.
- Ey, Scar, espera. - me dijo agarrándome del brazo. Su tacto me incomodó por un instante, pero fue solo un segundo por que no estaba acostumbrada a que me tocara, después me di cuenta de lo cálidas que tenía las manos y de lo suaves que parecían contra mi piel. - Luego avisame un poco antes de irte y te acerco a casa.
- Ya veré. - Dije haciendome la interesante, mientras le sonreía con diversión, y me di la vuelta para buscar a mis amigas.
Me costó encontrarlas... ¡Menudo caserón! Estaban en un salón con un montón de gente más, jugando a algo muy raro que no había visto jamás. Había presenciado muchos juegos con botellas de alcohol, pero aquel... Había que ponerse haciendo el pino, y mientras una persona te agarraba de los tobillos, otra te daba de beber. Clare ya iba medio borracha en el momento en el que entré en la habitación. Se me acerco con una sonrisa en la cara y me dijo:
- Ey, pillina, ya he vissssto con quién has entrao, ¿eh? Bien guardaito te lo tiiias... - iba más borracha de lo que parecía a simple vista.
- Digamos que he venido con él más o menos obligada.
- Ya ya... Vamos a la habitación de al lado, es una pasada, por muy mal que me caiga esta chica, se lo ha montado de fábula. - me decía Holly, mientras me llevaba a un salón enorme con un chico haciendo de dj y luces de discoteca.
Mientras las chicas bailaban como locas entre más gente que se iba acumulando poco a poco al son del ritmo de la música de David Guetta, decidí tomarme algo un poquito más fuerte y me dirigí hacia donde estaba la barra donde la chica amable de antes me había dado las dos cervezas.
- Un martini por favor... Viendo como está la cosa habrá que emocionarse un poco.
- Haces bien, la gente ya va por el quinto gintonic... - me dijo sonriendo.
- Muchas gracias. - le contesté con una amable sonrisa y volví a la pista.
Nada más entrar me vino una avalancha rodeando a John, con una cámara de fotos para que les sacara una foto. Cogí la cámara y dejé en una mesita la copa mientras tanto. Les saqué y se fueron tan contentas.
- Chico, ni que fueras Brad Pitt...
- No, más guapo, ya lo se.  - me dijo una vez más con su deslumbrante sonrisa. - Ven, vamos a bailar. - él seguía con su sonrisa...
- Sí, andas listo si te crees que voy a bailar contigo.- Repuse con tono bromista, mientras fingía que me iba.
- Entonces le enseñaré a mi madre una cosa que se te cayó en mi coche... - Dijo a la vez que sacaba algo del bolsillo. Mierda... Mi paquete de tabaco, con mi nombre y un par de chorradas más escritas en los laterales. Tenía que dejar de garabatear en todos lados cada vez que me aburría - con lo que es mi padre, no le va a gustar nada...
- No serás capaz.
- No, probablemente no, pero se que tarde o temprano bailarás conmigo, pero por las ganas, no por el chantaje.
- Mira, John, bailaremos si te da la gana, pero no quiero ni que te ilusiones, ni que te pienses que podremos llegar ni siquiera a ser buenos amigos.
- Bale, pero ¿bailamos?
- Bailamos.
Se estaba terminando la canción y de repente empezó a sonar una lenta... No sabría decir cual era, pero una de esas románticas empalagosas, justo en el momento... Fulminé con la mirada al dj que se situaba al otro lado de la habitación, pero me di cuenta que éste se encontraba completamente a su bola.
John me agarró e la mano y me acercó a la pista.
- Luego te dejaré ir, pero una promesa es una promesa... - otra vez en su cara esa sonrisa encantadora.
Me abrazó y bailamos así , como una parejita enamorada, lo pienso y me dan escalofríos.
- Bueno, ya está. ¿Contento?
- Bah, a medias, tampoco has puesto mucho entusiasmo...
- Pues yo me largo a fumarme un cigarro.
- Tengo yo tu tabaco.
- Me la suda. - le dije, al darme cuenta de la expresión brusca. Le sonreí. - ya le pediré a alguien.
Cogí mi copa y me la bebí de trago. Me sabía raro, y miré a mi alrededor para ver si me había equivocado, pero no. En la mesa solo estaba mi copa.
Cuando conseguí un cigarro salí a fumarmelo y me encontré a Holly, la cual se estaba fumando un porro.
- Vaya, no me sabía yo esta faceta tuya. - Le dije riendo y pegándole una leve palmadita en la espalda.
- Ah, Scarlett. Qué susto me has dado. No, tranquila, no te acostumbres, lo hago en ocasiones contadas, y suelo fumarmelo con alguien pero hoy no he encontrado compañía, ¿te unes?
- No, gracias, no tengo ganas. Otra vez quizás...
- Bale, no pasa nada. - Le pegó dos tiros y se metió a la casa saludándome.
Vi un banco al lado de una barbacoa y decidí relajarme un poco y fumarme el único cigarro que había conseguido. Saqué el mechero y me lo encendí con mucha ansia, me apetecía muchísimo.
De repente, noté un ligero mareo, y vi a lo lejos una silueta, bastante conocida.
- Eh, morena, ¿estás bien? - era John. - ¿Scar?
La silueta masculina se me acercaba con otra femenina.
- Scar, ¿estááás bien? - esta apestaba bastante alcohol. - te estabamos buscando, tía...
- Scar, contéstame por favor... - sonaba suplicante. - Joder Clare, ¡está helada! Pero si no ha bebido casi nada, que raro... Igual alguien le ha metido algo en la bebida... ¡Joder! - Le gritó John a Clare. - Que llamen a una ambulancia, ¡joder!
De pronto lo vi todo negro, oía voces por todos los lados y por más que intentaba moverme o abrir los ojos, no conseguía siquiera articular una palabra, oía a John y también a Clare, y cada vez se unía mas gente... Y yo sin embargo, sentía como si me estuviera muriendo, no podía pasarme eso a mí...

miércoles, 2 de mayo de 2012

Capítulo IX

Me incorporé en la cama pensando en todo lo que me había estado pasando últimamente, en Jack, en John, en lo irritante que era y a la vez en lo gratificante que resultaba a ratos, y seguí así, cavilando hasta que mis pensamientos llegaron a un punto muerto y de pronto me entró un ataque de nervios, salté de la cama y empecé a vaciar el armario, pensando que me pondría esa noche. Al final me decidí por unos vaqueros y una camiseta de encaje roja que me regaló mi hermano para ir a un concierto suyo. Estas fueron sus palabras textuales cuando me vio con esa cara de poker al abrir el regalo: “Hermanita, no quiero que parezcas una freak.” Y los dos estallamos en una sonora carcajada... Ya estaba acostumbrada a aquel tipo de bromas. Me la había puesto un par de veces y para ser sincera me quedaba bastante bien.
Cuando salí de la ducha me sorprendió el sonido del móvil. Era Clare. Mierda, ¿Y ahora qué le digo? ¿Que va a venir el chico más popular del instituto, guapisimo pero un tanto estúpido también, a buscarme? Mierda, mierda y una vez más: ¡Mierda! Va creer que he perdido la pizca de orgullo que me quedaba.
Suspiré y contesté un poco nerviosa.
- Hola Scar, ¿Preparada para la fiesta?
- Sí, si iré, ya estoy más o menos preparada. - Dije en un tono neutro.
- Bale, solo quería asegurarme de que vendrías.
- Sí, sí, tranquila... - Silencio. - Lo siento Clare, tengo que colgar, que tengo que cenar, si no no llegaré a tiempo.
- Bien Scar, ¡Arreglate, eh!
- Que sí... ¡Adiós!
- Un beso Scar.
Uff... Me he librado de tener que dar explicaciones... Aunque no se si no será peor que me vean luego llegar con él... Bueno lo que tenga que ser será. Me sentía como si estuviera cometiendo un terrible crimen, y aunque sabía que no estaba haciendo nada que estuviera mal, por primera vez en mucho tiempo me importaba más de la cuenta lo que los otros podían llegar a pensar. Intenté tranquilizarme respirando por la boca, y masajeandome las sienes. Cuando sentí que recobraba la serenidad y que el nudo en mi estomago aflojaba un poco baje a cenar. No tenia demasiado apetito pero me comí lo que mi madrastra me había dejado encima de la mesa casi mecanicamente, sin prestar demasiada atención a lo que hacía, y a penas saboreando la ensalada que me estaba llevando a la boca con mas calma de lo normal. Me sentía como si al hacer las cosas más despacio el tiempo fuera a pasar más lentamente, alejandome de la hora que habíamos acordado, y que parte de mi no quería que llegara mientras otra parte de mi rezaba por que el reloj se diera prisa.
Después de cenar me lavé los dientes y me apliqué una fina raya negra en los ojos, como siempre, y rompiendo la rutina, un poco de pintalabios rojo, que por cierto me favorecía bastante. Salí del baño y me planté delante de el espejo de cuerpo entero que tenía en mi cuarto. No tenía mala pinta. Mi pelo no tenía arreglo, pero aquella noche no se veía del todo mal, se podría decir que incluso brillaba un poco mas de lo normal. Me inspeccioné la cara, no podía poner pegas, y la ropa estaba también bien, así que decidí relajarme. Puse en el reproductor el último CD de Simple Plan y me tumbé en la cama esperando a que el tiempo pasara.
“Ding dong.” Mierda, no se podía olvidar de mi, ¿Eh?
- Scar, ¡Ha venido un chico muy guapo a buscarte! -Oí la voz de mi madrastra desde el piso de abajo. Si, tu dale animos, que el pobre anda bajo de ego...
- ¡Ya voy! - Contesté.
- Cogí una fina chaqueta negra, que fue la primera que pillé y me puse las bailarinas negras que me regaló mi madrastra.
Mientras bajaba las escaleras vi que John me miraba de arriba abajo con la boca ligeramente abierta y los ojos desmesuradamente abiertos. En contra de mis principios, eso me halagó. Salí de casa despidiendome de mi madrastra y de mi padre. Al final pensé dar tregua a la guerra que había entre John y yo, entre otras cosas por que la única que tiraba misiles era yo, y el pobre parecía estar esforzandose bastante. No le des esperanzas, pero sobre todo no te des esperanzas a ti misma. Has tenido suficiente.
- Para la próxima vez que me veas tan sexy, cierra un poquito la boca, no vaya a ser que se te caiga la baba. - Le dije mientras me sentaba en el asiento de copiloto de su precioso coche, con una sonrisa enorme en mi cara. La sorpresa le dejo aturdido por un instante, esa debía de ser la primera vez que le sonreía sin sarcasmo alguno en mi voz.
- Pues la verdad es que estás muy guapa, ¿Eh? Y no se que te habrán dado de cenar pero te noto más agradable que de normal. - Me dijo mirándome con ternura.
- Para empezar, no estropees mi buen humor. Y mira adelante, anda,  no vaya a ser que te comas una farola, y no quiero morir, menos aquí y contigo. - Dije recuperando mi seriedad habitual.
- Bale... - Dijo estallando en una carcajada. - Esta sí que eres tú.
- No me conoces... - Le contesté. Lo hice con mas brusquedad de la que pretendía, y vi en su rostro que el también notó el cambio de tono en mi voz, quise parar demasiado tarde, así que sonreí como para hacerle creer que mi buen humor seguía ahí, que estaba de broma, pero no debió colar.
- Pero me gustaría... Aunque veo que no me vas a dejar. - Me contestó, sin poner esa cara de idiota que me ponía normalmente, ni con tono burlón. La seriedad de su tono me asustó, nunca se había dirigido a mi sin su habitual tono jocoso y su sonrisa de imbécil plantada en la cara.
- Ves bien, ves perfectamente... De hecho, no entiendo porqué te interesas en mi. - Le contesté, con un tono de malicia, aún sonriendo. Ahora era yo la que se lo estaba pasando bien.
- Eres valiente. Y segura de ti misma, y la manera en la que me tratas... como si no te importara una mierda nada de lo que yo pueda hacer o decir, y aun así, siempre me hablas cuando te hablo, es como si una parte de ti luchara por echarme y otra me rogara que volviera. Eres contradictoria, pero en ti tiene sentido.- Su respuesta me pilló por sorpresa, no me esperaba tal franqueza. Me removí en mi asiento y mire por la ventana, evitando su mirada para que no viese que no iba del todo desencarrilado, además estaba notando como mis mejillas se empezaban a poner coloradas. Cuando vio que no contestaba continuó.- Se te nota en los ojos que has sufrido por algo, no entiendo porqué te encierras en tu mundo y no dejas entrar a nadie. Pero quiero que sepas que si me dejas entrar, no te arrepentirás.
- Ya basta, no sabes nada de mi, además te repito una vez más, que no estés siempre tan seguro de ti mismo - Dije un poco cabreada. Pero no quería que se saliera con la suya, que sintiera que tuviera razón y que se pusiera dulce para que cayera en la trampa, así que adopté un tono neutro y proseguí. - He hecho amigas, por ejemplo. Clare, Holly... Ya sabes, ese grupo, así que no tienes razón en eso de que me encierro en mi mundo.
- Ya sabes muy bien a lo que refiero, Scarlett. Menos conmigo, no has hablado con ningún otro chico. Y si no fuera porque te he obligado - dijo esta ultima palabra con una sonrisa mientras se giraba hacia mi. - Ni siquiera estarías ahora mismo aquí, parece que quieres escapar, mira como te pegas a la puerta. Relajate. No te voy a hacer nada. - Cuando dijo esto me di cuenta de que tenia razon, y de que tenia el cuerpo pegado a la puerta, intente relajarme. - Así que, puedo deducir que algún chico con el que has estado no te ha tratado demasiado bien.
- Lo que tu digas Ken... Digo, John...
- Ken... - me contestó con una sonrisa sincera pero un poco cohibido. - Tranquila, estoy acostumbrado. Pero que sepas que tú tampoco sabes nada de mi... Aunque lo acabarás sabiendo, al fin y al cabo vas a empezar a trabajar en mi casa, y tendremos mucho tiempo para conocernos. - Me dijo con un tono serio, impropio en él. Me reí, meneando la cabeza de lado a lado. El resto del trayecto lo hicimos en silencio.
Cuando llegamos se adelanto mientras cogía el bolso y me abrió la puerta como un caballero.
-Vaya, gracias.- Me respondió con esa sonrisa despampanante suya que corta el aliento. Dios mio, para ya de ser tan adorable. Salí torpemente y camine delante suyo hacia la puerta. La casa de Brithany era cuanto menos impresionante. No me sorprendía para nada, se veía que le sobraba el dinero, pero hacían una ostentación obvia y casi exagerada de lujo. Arrogante. Pero bonito. El césped impecablemente cortado, con arbustos que cerraban el jardín delantero y pequeños rosales que franqueaban el caminito que llevaba asta la entrada, una puerta impresionante e innecesariamente enorme que no llamaba la atención, siquiera la mitad que lo que la fachada, reluciente como si la hubieran pintado hace un par de horas, de un color que no sabría describir pero que se quedaba entre blanco y crema.
-Vaya.
-Lo se...- Dijo con una sonrisa. ¿No dejas de sonreír en todo el día? ¿O qué?
Tocó el timbre por mí y esperamos a que abrieran. Cuando Brithany lo hizo, mirando para atrás y riendose, se dio la vuelta y su carcajada quedo congelada en el aire. Se le quedó una cara de boba impresionante, y aunque iba impecablemente maquillada y con el vestido corto mas bonito que jamás he visto, el verme ahí con él le chafó toda la fiesta. Lo supe por su cara.
Me empecé a sentir un poco mal por ella. ¡Sí hombre...! Vete a saber a cuantas personas a jodido esta mala pécora... Me decía una voz en mi, pero por otro lado yo sabia lo que se sentía al ver al chico que amas con otra, así que decidí no ser demasiado mala con ella, y le dirigí una sonrisa que no pretendí sino mostrar amabilidad.
- ¿Que hay...? -Soltó con un hilo de voz apenas audible, y nos dejó pasar.
A una de las primeras personas que vi al entrar fue a Jack y de golpe me vinieron unas ganas enormes de ir a saludarle y a darle dos besos...  Sí, dos besos. Me disculpé un momento de John, y mientras éste saludaba a un par de amigos que se encontraban junto a una barra improvisada en la que servían bebidas, me dirigí en paso firme hacia un Jack algo despistado. Le toqué ligeramente en la espalda.
- Hola. - Le dije con una sonrisa de oreja a oreja. Era la que me salía con él, porque más que nada lo veía como a un amigo, lo veía irresistible, pero nada más, me gustaba un poco, pero tenía que reconocer por una vez por todas que no más que John.
Cuando se giró me dedicó una sonrisa, en cuanto vio que era yo la que le había saludado.
- Hola, Scar. ¿Cómo estás? - Me contestó dandome dos besos.
- Bien, ¿y tú?
- Bien, bien. ¿Estás acompañada? - me preguntó fingiendo estar poco interesado, pero a la vez que miraba por encima de mi hombro, como intentando ver si había alguien mirandome, en mi opinión, sabía cual iba a ser mi respuesta.
- Mmmm... Sí, he venido con John.
- Ah, bueno, bien... ¿No? - me dijo, no tan sonriente como antes. Su voz se quebro un poco al final y su sonrisa parecia un poco fingida, Me sentia terrible por el, aun que sabia perfectamente que no habia echo nada malo, no estaba saliendo con el, ni con John tampoco, estaba en una fiesta e intentaba pasarmelo bien, no habia nada con nadie, asi que le diriji una sonrisa amable y le dije:
- Sí, bueno Jack, luego nos vemos. Si necesitas algo, ya sabes, estaré por aquí. - Intente utilizar un tono no demasiado hostil, pero tampoco demasiado alentador, no quería que se hiciera ideas raras, no quería que pensara que había más de lo que en realidad había. Él me caía bien, y yo le caía bien, eso era todo. Deseaba poder decirselo, pero creí que eso solo haría las cosas mucho mas incomodas de lo que ya eran. Así que me gire y me volví a dirigir hacia John, sin saber bien el porqué.
Parecía ser que todo el mundo se quedaba congelado cuando nos vio. Me puse roja como un tomate. Ni que fuera la reina de Inglaterra... Algunos lo hacían con satisfacción, otros con perplejidad, y otros (mas bien otras) simplemente con envidia o orgullo herido. Caminé hacia dentro con la mirada fija en el suelo, no sabía adonde iba, solo intentaba apartarme del punto de mira de todos, nunca en mi vida me había sentido tan observada. Él me seguía por detrás.
- Puedes irte con ella, si quieres. Ya has hecho el trabajo de traerme asta aquí -  le dije amablemente señalando hacia donde estaba Brithany. Ya pasaba de hacerme la dura, no me iba a dejar guiar por él pero decidí que definitivamente iba a haber paz entre nosotros. Eso me facilitaría muchas cosas, como mi estado personal y laboral, ya que tenía que trabajar en su casa por lo menos que hubiera un estado neutro si hacía falta, si no no me iba a durar mucho el trabajo. Tampoco hacía falta que fuesemos amigos, pero un estado de paz mínimo por lo menos...
- Contigo estoy bien, Scarlett.
- Pero para algo es tu novia, ¿no? Bale, bueno, lo era. Pero nose, la forma en la que te mira... - le dije sonriendo, pero mirando a Brithany.
- Yo ya la tengo más que olvidada...
- Parece una chica encantadora - dije riendo exageradamente mientras le pedía dos cervezas a una chica de cara amable que estaba detrás de una barra en el salón de aquella inmensa mansión.
- Sí, hasta que te pone los cuernos con tu mejor amigo y además la muy idiota te lo niega en sujetador y bragas... sentada encima de él en los vestuarios del instituto. - me dijo susurrandome al oído para que nadie le oyera.
Me quedé sin palabras, realmente sorprendida. No sabía ni que decir, ni que cara poner. Esa historia me sonaba de algo.