lunes, 6 de agosto de 2012

Capítulo XVIII

Cuando llegué a casa estuve viendo un rato una serie en MTV que nunca había visto, hasta que tuvo que venir mi padre a despertarme porque había caído profundamente dormida. Me metí a la cama y me volví a dormir profundamente hasta la mañana siguiente.
Entré al instituto con muchas ganas de que llegara el mediodía para ver a mi hermano. Por un momento se me pasó por la cabeza invitar a John, pero enseguida lo descarté, iba a ser un caos tener a John y a Jack en la misma estancia, además comiendo y pasando la tarde, y nadie se sentiría del todo cómodo, ni siquiera yo, así que borré rápidamente esa idea de mi mente.
Cuando tocó la sirena Mary y yo nos metimos en mi coche y los demás en el de Jack y Mary y nos dirijimos con prisa a mi casa, para ayudar a mi padre y a mi madrastra a terminar la comida antes de que llegara mi hermano.
- Oye, Scar, ¿tu hermano está bien? - Me preguntó Mary cuando arrancamos guiñandome un ojo a la vez que me lo preguntaba.
- Oye, ¿tú no tienes novio, guapa? - dije riendo.
- Sí, pero por si acaso está mejor tu hermano, igual me lo pienso... - contestó de la misma forma.
- Pues que te voy a decir... Es mi hermano, pero aun así yo diría que sí, siempre ha tenido bastante éxito con las chicas y eso...
Llegamos a mi casa, salimos de los coches y entramos. Mi padre nos informaba a toda prisa que mi hermano estaba al caer. Estaba nervioso, hacía mucho que no lo veía y como la relación entre ellos se había enfriado mucho, quería que todo saliera bien. Mi madrastra estaba poniendo una gran pancarta en la que le daba la bienvenida, y nosotros mientras tanto poníamos la mesa y ayudabamos a mi padre a terminar de darles los últimos toques a la comida. Estabamos realmente hambrientos y deseando que llegara mi hermano. Todos tenían ganas de conocerle, pues su grupo no era muy famoso pero ellos habían oído hablar de él.
De pronto oímos cómo se paraba un coche delante de nuestra casa, ese debía ser él.
Tan pronto como oí el sonido del motor salté de mi sitio y salí corriendo, para encontrarme con él, que estaba bajando del coche. Me lancé a sus brazos y por un segundo sentí como todo el nerviosismo de los días previos desaparecía. Dylan tenía la habilidad de calmarme solo con su presencia. Cuando acabé de abrazarlo me pasó un brazo sobre los hombros y me guió hasta casa, donde mi padre estaba me esperando en la puerta, con semblante tenso por el nerviosismo, mi madrastra detrás con una sonrisa tranquila, y mis amigos asomándose intentando verlo.
Dylan me soltó y fue a abrazar a mi padre, el abrazo fue breve, pero ninguno de los dos parecía demasiado incómodo, a pesar de la relación tan fría que mantenían. Intercambiaron palabras de cortesía y Dylan se dirigió a mi madrastra, no la abrazó, pero le dio dos besos. A continuación se fijo en mis amigos, pareció sorprenderle un poco que estuvieran ahí, pero no dijo nada, los saludo uno a uno y me dispuse ha hacer las presentaciones.
- Chicos, este es Dylan, ya habeis oido hablar de él. Dyl, estos son Mary, Jack, Jacob, Holly, y Sergio.- Dije mientras señalaba a cada uno de ellos a la vez que pronunciaba sus nombres.
Cuando acabamos los saludos y los “que tal tal, que cual” “que has estado haciendo” “hace buen tiempo en Canadá?” “claro que no, es Canada, solo en verano” nos dirigimos al comedor para cenar, la mesa ya estaba puesta, y Dylan comentó la buena pinta que tenía. Parecía hambriento así que no nos demoramos más, y nos sentamos a cenar. La cena fue muy agradable, la conversación se mantuvo activa todo el tiempo, preguntábamos a Dylan sobre sus cosas, sobre todo las que tenían que ver con su grupo y la gira que acababan de terminar, y él respondía con respuestas largas y divertidas, se me había olvidado lo carismático que era mi hermano. Cuando acabamos, a mi madrastra se le ocurrió ir a tomar algo en el jardín, ya que hacía una noche cálida, había sitio para todos nosotros y sería un desperdicio quedarse dentro.
Salimos fuera, y mi padre sacó vino que tenía guardado para ocasiones especiales. Nos sentamos en una sábana que mi hermano y madrastra pusieron sobre el césped, y nos quedamos ahí, charlando, bebiendo, y pasandonoslo bien. Vi como a mis amigos les caía muy bien mi hermano, por la atención que ponían a cada anécdota que contaba. Jack estaba sentado a su lado, con esa mirada tan interesante, el ceño ligeramente fruncido y atento a cada palabra que pronunciabamos los demás. Era un buen chico, él sí. Por un momento me quede embobada mirándolo, y sentí como me ardía la cara, seguramente me había puesto como un tomate, pero nadie dijo nada, nadie se dio cuenta. Scar, no pienses en él de esa forma, es un buen chico, pero tu amigo. En cambio, John... ¡Tambien! Nada de relaciones amorosas...
Perdí la noción del tiempo, hasta que vi pasar a John en su precioso coche, lo distinguí por eso. Vi como se quedaba mirando, y no transmitía una de sus típicas hermosas sonrisas. De hecho, parecía bastante disgustado, y una punzada de culpabilidad me sacudió el pecho, aunque tenía una razón bastante lógica para no invitarlo. Ni siquiera se paró, su mirada se cruzó con la mía, aceleró y lo vi desaparecer calle abajo. Nadie más pareció darse cuenta de lo que pasó, pero Dylan notó algo en mi rostro y me llamó la atención.
- Todo bien, Scar?
- Sí, sí, solo estoy un poco cansada.
- Ya.. ha sido un largo día, yo también lo estoy. Puede que sea hora de irse a la cama.
Los demá coincidieron, recogimos, los chicos se dirigieron a sus coches y nosotros nos metimos en casa después de despedirnos. Cuando subí a mi cuarto y me encerré, la molestia de la culpabilidad en mi estómago aumentó. Quería llamarlo, o explicarselo, pero algo en mi interior me decía que yo no tenía por qué darle explicaciones, pero otra voz discrepaba diciendo que si fuera así, no me sentiría de esa manera. Cogí el móvil y me quedé mirando el fondo de pantalla, esperando alguna reacción que saliera de mí. Pero mi cabeza me pedía una cosa, y mi corazón otra. Volví a dejar el móvil en la mesilla. De pronto, empezó a sonar. No quería mirar, pero a la vez sí así que lo cogí y miré la pantalla. John. Ahí sí que ya no sabía qué hacer... Pulsé el botón verde y me puse el teléfono móvil en la oreja.
- ¿Sí?
- Scar.
- Hola.
Tenso. Frío. Como un témpano.
- Lo puedo explicar.
- Explicar el qué? - Respondió con voz monótona, como si el tener que soportar una conversación conmigo le pusiera de los nervios. Eso me irritó, pero sabía que tenía razones para estar enfadado así que intente disimularlo cuando le respondí.
- Podemos hablar mañana?
- Esta bien. - Dijo con resignación, pero lo conocía lo suficiente como para saber que en realidad quería hablar conmigo.
- Bien, te veo mañana después de clase entonces.
- Buenas noches.- Y colgó.

Me senté en la cama y tras un largo suspiro, decidí que me haría bien dormir. Y casi sin darme cuenta, caí en un profundo sueño.

viernes, 20 de julio de 2012

Capítulo XVII

Aquella noche me costó dormirme muchisimo... Por supuesto, no contesté al sms de James, el maldito James. Y mis amigas, las de mi antiguo instituto, no me habían dado muchas señales de vida... En el último tiempo me habían pasado demasiadas cosas y no aguantaba más. Intentaba parecer una chica dura y fuerte, tampoco pretendía que todo el mundo me tuviera miedo, pero quería que se dieran cuenta que conmigo no había que andarse con tonterías, y resulta que ocurrió lo contrario a lo que yo deseaba. Primero estaba John, el cual me estaba empezando a volver loca en todos los sentidos, y luego Jack... Que me inspiraba confianza, por tener los mismos gustos que yo y el mismo royo, pero aun así, no me dejaba fiarme del todo de él. No sabía donde meterme, mi coraza se estaba derrumbando y tarde o temprano iba a estallar todo lo que llevaba dentro, el problema era que no sabía ni yo lo que llevaba dentro.

A la mañana siguiente me dolía la cabeza muchisimo y apenas me podía levantar de la cama pero me dirigí al baño y me lave la cara con agua fría, después desayuné y me tomé una pastilla para aliviar el dolor de cabeza que tanto me molestaba.
Cuando llegué al instituto me junté con Holly en el vestíbulo.
- Hola, Scar. ¿Qué tal va todo?
- Hola Holly, bueno, pues bien, bastante bien. Últimamente ando algo liada con lo del grupo y los estudios y todo junto pero bueno... ¿Ya sabes que estoy en el grupo, no?
- Sí, ya me he enterado. Supongo que por eso no estarás con nosotras, ¿no?
- No te entiendo...
- Sí, no lo se. Pensaba que eramos amigas, y de pronto, igual que llegaste, no te hemos vuelto a ver con nosotras... ¿Te sentias incomoda o algo así?
- Ah, no. Lo siento, pero no lo se.. Es que no se como explicarlo...
- Sí, que somos muy distintas, ¿no?
- Sí, por decirlo de alguna manera. Pero me caéis muy bien.
- A nosotras tú también Scar, ya sabes que para lo que quieras siempre estaremos ahí.

- Muchas gracias Holly, e igualmente. Ahora me tengo que ir a la sala de ensayos, que tengo que recoger mi guitarra.
- Vale, no te preocupes, nos vemos.
Me alejé algo apurada, bueno, al fín y al cabo estaba claro, no iba a encajar nunca con ellas, pero Holly me caía muy bien, era la única persona que me había inspirado confianza desde el principio. Iba pensando en mis cosas cuando abrí la puerta de la aula de ensayos que golpeé a alguien que estaba detrás de ella, tanto como para casi tirarla al suelo.
- ¡Perdona, Mary!
-  Madre mía, Scar... ¡Por poco me matas! - Me dijo con cara de sufrimiento.
- Uff... Es que iba pensando en mis cosas y no se, parece que no he controlado mi fuerza... Lo siento, ¿Estás bien?
- Sí, yo sí, un pequeño culetazo sin importancia... ¿Pero tú? Tú creo que no estás tan bien... Tienes unas ojeras que te tapan tu preciosa cara... - Contestó con media sonrisa. Ella estaba radiante por las mañanas, con su pelo rojizo, liso y corto perfectamente planchado, esos ojos verdes brillantes y grandes y esa sonrisa perfecta. Parecía que siempre dormía bien, a diferencia que yo, con mis preciosas ojeras.
- Sí, la verdad es que no duermo muy bien últimamente. - Le dije sincerandome, pero no del todo. - Pero tranquila, no es nada.
- Ven, sientate. - Me respondió, sentandose encima de una mesa en la que había un monton de partituras, invitandome a sentarme a su lado. -¿Qué te ocurre? Ya sabes que a mí puedes contarmelo, soy una auténtica tumba. - Hizo el típico gesto de cerrar la boca y tirar la llave.
Le conté todo con pelos y señales, pero rápidamente y en voz baja para que nadie nos oyera desde fuera, desde la muerte de mi madre hasta breve historia con John. Pasé por alto un detalle: Jack. Ya que era su hermano, pensé que era mejor dejar eso para cuando hubiera más confianza... En caso de que fuera a contarselo, en caso de que hubiera algo importante que contar. Cuando terminé se hizo el silencio.
- Vaya... - Dijo alucinando. - Te han pasado en un año más cosas que a mí en toda mi vida...
- Ya será para menos... - Dije con una sonrisa forzada en la cara.
- No, no. De veras, bueno yo algún día ya me sinceraré también pero de momento, no me han pasado cosas de esas. Sólo te digo que tengas cuidado tanto con John como con Brit. No creas que Brit pueda ser una amenaza para ti, al final es una cagada, por mucho que vaya de princesa de instituto. Pero de todas formas, te la pueden jugar pero bien. Ya me contaron lo que te ocurrió en aquella fiesta, no dudaría que la que te echó eso en el vaso hubiera sido ella, la verdad. Pero no tengo pruevas, así que yo no digo nada, pero si eso te preocupa, que debería de hacerlo, tranquila que lo descubriremos. Y por otro lado está lo de integrarte, sinceramente, cuando te vi supe que serías una chica fuerte, pero con nosotros no tienes que hacerte la dura, ya sabes que vamos a estar aquí para lo que sea, y nosotros somos como tú. No nos abrimos tan fácil, por eso estamos juntos, porque somos prácticamente iguales. A Sergio le ocurrió lo mismo cuando vino de España, él te entenderá, así que en ese tema, puedes contarle lo que sea, que él te ayudará, es un chico muy majo. Tú para nosotros ya eres uno de nosotros, ahora solo te falta a ti coger confianza, pero tranquila, que ya se que lo harás.
- Gracias Mary, ¿luego estamos? Porque te recuerdo que tenemos clase, la sirena tocará en menos de cinco minutos.
- Sí, vamos. ¿Qué tienes ahora?
- Inglés.
- Yo también, vamos.
Al final de las clases encendí el móvil y vi que me había mandado un mensaje mi padre. Mi hermano llegaba mañana y quería que le organizaramos una pequeña fiesta, que al final le diría que fuera a casa directo, y no pasara a buscarme, así le pillara todo de imprevisto. Me comentaba que invitara a algunos amigos si no quería que la bienvenida quedase muy sosa. Invitaría nada más que a los del grupo, sabía que le caerían bien. No veía a Mary por ninguna parte, pero a lo lejos, divisé a Jack y a Sergio, así que aceleré el paso y me acerqué a donde estaban.
- Hola, chicos. Una cosa...
- Oh, hola Scar. - Dijeron al unísono en cuanto me vieron.
- Quería invitaros a mi casa mañana a comer, viene mi hermano, de estar de gira y hace mucho que no ve a mi padre, y a mí también hace meses que no me ve. Queríamos que viniera algo más de gente, para que la pequeña fiesta no fuese tan pequeña. - Dije riendome.
- Mmmm.. Espera, déjame pensar... - Comenzó a decir Sergio con gesto pensativo. - Creo que mi agenda tiene un hueco libre para mañana al mediodía.
- No seas bobo Sergy, - protestó Jack pegandole una suave colleja - claro que iremos, Scar. Mañana te lo confirmamos... porque la verdad es que no se donde se han metido esta parejita... Desde que mi hermana y Jacob están juntos son una pérdida, cuando desaparece uno desaparece el otro... y no hay manera.
- Bueno chicos, me voy, que mi padre me espera. ¡Adiós!
- Adios, Scar. - Respondieron los dos.
Cuando llegué a casa me avisó mi padre que los padres de John tenían que ir a una cena a la ciudad, y que tendría que pasar la noche en su casa, para cuidar de su hermana, ya que John llegaba bastante tarde de los entrenamientos. Lo que me faltaba... Ésto si que no lo imaginaría... tener que pasar la noche bajo el mismo techo que John, ¡después de todo lo ocurrido! En fín, si quería mi pasta, iba a tener que hacer eso alguna vez más, así que no había quejas que valiesen. Ya que le había confesado a Mary todo lo ocurrido desde que llegué, subí a mi habitación y le mande un sms: “Increíble. Hoy por la noche tengo que ir a casa de John. Sus padres se van de cena y tengo que cuidar a su hermana, si regresan tarde tendré que quedarme a dormir. Qué opción me das, ¿Me pego un tiro o utilizo drogas fuertes? Para él, ¡por supuesto!”
Después de comer y ensayar un poco con la guitarra, me dirigí a casa de John. Cuando llegué, la pequeña vino a abrazarme. Los padres ya estaban listos para salir, y cuando se fueron me quedé sola con ella. Ordenes: Cena a las 8, nada de ver la tele después de cenar, nada de chucherías, un baso de leche antes de dormir, leerle un cuento y a las 9:30 a dormir. Aún eran las siete, así que le ofrecí ver la tele, antes de que se le pasara la hora de disfrutar de ese privilegio. Estuve viendo con ella unos dibujos animados que a mí se me hicieron un poco aburridos, pero a ella muy divertidos. La llevé a cenar, y mientras estabamos las dos cenando oí la puerta, ese debería de ser John.
- ¿Qué tal están las chicas más guapas de toda California?
Su hermana saltó de la silla y fue a darle un fuerte abrazo.
- Hola, pequeñaja. Te cuida bien, ¿no? - le preguntó dulcemente a su hermana mientras la tenía en brazos, señalandome a mí.
- Sí muy bien. - Respondió la pequeña sonrojandose y escondiendose en su hombro.
- Bueno, termina de cenar con Scarlett mientras me cambio.
Después de estar haciendo un puzzle con la niña, la subí a la habitación, le conté el cuento de caperucita roja y la acosté. Le dí las buenas noches y apagué la luz, cuando iba a salir de la habitación una vocecilla me lo impidió.
- Scarlett, una cosa.
- Dime, pequeña.
- ¿Tú y mi hermano John sois novios?
- No... - Le dije riendo. - ¿Por qué dices eso?
- Porque creo que le pareces muy guapa, para mí también eres guapa, ¿Eh?
- Bueno, venga, que es hora de dormir, sino tus padres me echarán a mí la bronca, ¿vale?
- Vale, buenas noches Scarlett.
- Buenas noches, pequeña.
Cerré la puerta despacio, y cuando me di la vuelta me encontré con John delante de mí.
- La cuidas bien, eso me gusta.
- Es mi trabajo, además es una niña muy buena.
- Sí... La verdad es que sí. La quiero mucho, no se que haría si le ocurriera algo, la verdad. - Me explicaba mientras bajabamos las escaleras. - Te puedes ir cuando quieras, ¿eh?
- Gracias por echarme. - Le dije riendo.
- No, no, por mí te puedes quedar... Quiero decir, que, si quieres irte, si tienes ago que hacer o así... Puedes irte tranquilamente, mis padres tardarán en volver pero ya me ocupo yo de mi hermana.
- Bueno, tranquilo, espero un poco a que esté dormida y si veo que tus padres tardan en llegar me voy. - Vale. Por cierto, no se te da muy bien ser agradable con una chica, ¿eh? - Le dije mientras me acercaba a la cocina. - Voy a comerme un yogurt. ¿Quieres que te saque algo?
- Otro para mí, por favor.
- Vale. Por cierto, no se te da muy bien ser agradable con una chica, ¿eh?
Cogí dos llogures con trocitos de frutas y me dirigí al salón, me senté a su lado en el sofá, a medio metro de distancia y le cedí un yogurt.
- ¿Que tál todo? - Me preguntó.
- Bien, todo bien, la semana que viene comenzamos el torneo de fútbol, ¿Y tú?
- Yo todo bien, también. Mañana viene mi hermano a vernos, y la semana que viene tocamos por fín el concierto.
- Bien, iré a verlo.
- Bien, yo supongo que también iré a ver el torneo.
Comenzamos a ver un programa de monólogos en la televisión para romper el hielo y reirnos un poco. Nos empezamos a soltar y a hablar como amigos, sin tensión. Se fueron a los anuncios y seguimos hablando, hasta que solté una suave carcajada, para que su hermana no se despertara y le dí un cabezazo. Un cabezazo del cual nuestras cabezas no se apartaron. Vi como su cara se aproximaba a la mía, a pesar del pacto que habíamos hecho de ser amigos y dejar eso a un lado, pero ninguno de los dos pudo aguantarse, comenzamos a besarnos con mucha ansia, poco nos faltó para quitarnos la ropa el uno al otro. Sí, sobraba que de pronto oímos la puerta y nos pusimos normal, en la postura anterior.
- Vaya, nunca he visto a dos personas tan concentradas viendo la publicidad... - Dijo su madre mientras entraba en el salón. A mí sólo me salió levantarme, y fríamente, cogí mis cosas y me despedí de ellos, diciendo que todo estaba bien. A John un simple nos vemos. Su madre sospechaba algo, se le notaba en la cara, y presentía que ahora iba a haber una charla entre madre e hijo.

lunes, 9 de julio de 2012

Capítulo XVI

Me desperté por la mañana con el sonido del despertador retumbandome en la cabeza y con un dolor de cabeza impresionante. Bajé a desayunar y después de comerme un buen tazón de cereales que me había preparado mi madrastra, me tomé una pastilla para aliviar las jaquecas.
Volví a subir al piso de arriba y me pegué una ducha rápida para despejarme, me vestí, rápidamente, una blusa azul marina y unos pantalones negros y me fuí a lavarme los dientes de nuevo al baño. Estaba mirandome en el espejo de un grano que me había salido en la frente y pensando como taparlo, cuando de pronto oí una fuerte bocina de un coche delante de mi casa. John, no seas tú por favor, y como seas, ya estás rezando porque... Oí unos pasos subiendo al piso de arriba, era mi madrastra.
- Scar, hay una chica y un chico muy guapos esperandote abajo.
- ¿Quienes? - Serían Mary y Jack...
- No lo se, el chico es moreno, y la chica se parece un poco a él.
Sí, serían ellos.
Me eché un corrector que tenía por ahí, y me pinte la raya, cogí la mochila y bajé las escaleras de dos en dos, tampoco quería hacerles esperar. Aunque, ¿que hacían ellos ahí?
- Hola Scar. Hemos pasado a buscarte, nos ha sobrado tiempo, porque alguno ha empezado a meter prisa para salir de casa porque tenía el reloj adelantado... - Dijo Mary mirando desafiadamente a Jack, el cual se estaba arrascando la nuca con la mirada perdida. - Y resulta que hemos salido un cuarto de hora antes, así que para hacer tiempo... nos hemos pasado por aquí a buscarte. - Dijo esto último sonriendome.
- A vale, gracias, muy amables por vuestra parte, así voy acompañada. - Dije entre risas.
Nos metimos en el coche de Jack y nos dirigimos hacia el instituto. Cuando llegamos, salimos y me di cuenta de que todos nos miraban. Estaba alucinando, todos.
- Eh, chicas, ¿es mi paranoia o nos está mirando todo el mundo?
- Yo más bien diría que le miran a ella... - Dijo Mary señalandome.
- Vámonos lo más rápido posible por favor, me siento incomoda. - Dije llevandomelos al interior del edificio.
Recorrimos el pasillo hasta llegar al punto en el que teníamos que dividirnos, Jack hacia uno y Mary y yo hacia el otro.
- Oye, no se lo que pasa contigo, ¿eh? Pero mira, para empezar, a mi hermano parece que le tienes loquito, primero lo del reloj y salir antes de casa y pasar por la tuya, que por cierto ha sido idea suya... Creo que lo ha hecho queriendo. Y para continuar, eres el centro de atención del instituto. A lo mejor nos viene bien y todo que la gente esté tan pendiente de tí, ¡más público para nuestro concierto! - Añadió esto último con una fuerte carcajada.
- Anda que ya me vacilas tu, ¿eh?... Para empezar, tu hermano no está por mí, simplemente le habré caído bien o algo, y para continuar, la razón por la cual me miraban todos, yo creo que no es porque sea el centro de atención, aquí ha pasado algo... Lo que no se es el qué.
- Luego hablamos Scar, tengo que ir a hablar con la directora para pedirle permiso para poner los carteles del concierto por todo el instituto, luego estamos. Te espero cuando salgamos.
- Vale Mary, hasta luego.
Me dirigí ha mi clase, me tocaba Historia. Nada más entrar a clase, como tres postes, ahí estaban Barbie y sus cachorritos. Hice como si no las hubiera visto, pero no se me hizo fácil. Según iba sacando los libros que necesitaba de debajo de la mesa, notaba sus miradas clavadas en mi espalda. Hasta que no pude resistirme más y con furia me dí la vuelta y les dije:
- ¿Que pasa? ¿No tenéis otra cosa mejor que hacer que pasaros el día mirandome el culo?
- Te estás metiendo en un buen lío, ¿Eh novata? - Dijo una de las cachorritas.
- ¿Ah, sí? Pues informadme, porque parece ser que lo sabe todo el instituto menos yo. - Les contesté con seriedad y los brazos puestos en jarras.
- ¿Tú no sabes que John está prohibido? Es de Britt. - Me dijo la otra cachorrita.
- Como si es de... Además, ¿Se puede saber que estáis diciendo? Si yo a John apenas le conozco... - Contesté, me estaban sacando de mis casillas. Vale, algo de razón tenían, ¿pero quienes eran ellas para meterse en mi vida? - Vosotras por vuestro lado y yo por el mío, ¿Está claro? Dejadme en paz.
- Vale, te dejaremos en paz, pero cuidadín con lo que haces... - Me contestó Brittany alzandome el dedo índice a la altura de mi cara.
Y a continuación se dirigieron al pasillo con la cabeza bien alta.
Durante la clase estuvimos analizando los presidentes de los Estados Unidos y su trayectoria, algo que me entusiasmaba mucho... irónicamente hablando.
Cuando acabaron las clases, me dirigí a la puerta del instituto, donde veía a lo lejos a Mary en mi espera. Me llevó hacia el coche de Jack, donde nos estaba esperando, pero por el camino surgió un contratiempo.
- ¡Scar! - Oí de repente detrás mío cuando ya estabamos al llegar al coche. Me dí la vuelta y me encontré con John. No hay escapatoria, no pienso salir huyendo como una acojonada, y menos por un tío... Estaba harta de todos, ya no me fiaba de ninguno.
- Vete hacia el coche Mary, ahora voy, no tardo nada.
- Si te trae problemas pega un grito - Me contestó ésta guiñandome un ojo.
- Tranquila, ya sabes que se defenderme muy bien solita. - Le respondí yo de la misma manera.
Mary se alejó y John se acercó a mí.
- Lo siento Scar, no te enfades, por favor, creo que tengo que darte una explicación, aunque he visto que no va a ser fácil, no quiero que me evites...
- Vale, te dejo que me lo expliques, pero rapidito, que me esperan. - Le respondí secamente y con los brazos cruzados.
- No quise hacerte daño, el... el beso que te dí la otra noche fue con ganas, fue lo que sentí en el momento. En cambio, lo que viste al entrar a clase no tenía ningún sentimiento, y menos por mi parte... Se me tiró encima, no entiendo porqué, en los últimos meses no me ha hecho ningún caso, y de repente parece que le importo más que nunca...
- Y yo voy y me lo creo... Además, ¡que a mi me da igual lo que hagáis o lo que dejéis de hacer! Pues yo tampoco lo entiendo pero no es asunto mío, es tu vida y no la mía. Y no me interesa tampoco. Tú y yo no tenemos nada, ni lo vamos a tener, creo que te quedó bastante claro. Pero parece ser que tienes algunas ideas que no están bastante claras... Supuestamente ya la habías olvidado por lo que te hizo... ¿No? Ya va siendo hora de madurar...
Me dí media vuelta y con el orgullo a flor de piel me metí en el coche de Jack.
- ¿Pasa algo, Scar? - Me dijo éste.
- No, tranquilo, todo controlado.
- Ya sabes que somos tus amigos, ¿eh? Estamos para todo lo que necesites... Si te trae problemas él o alguna amiguita suya, no se si te sonará... una rubia... - Me dijo Mary. - No dudes en decirnoslo. No sería la primera vez que hay que darles una lección. Creo que somos los únicos que hemos tenido valor para plantarles cara... Los únicos menos tú.
- No pasa nada, de veras. Si pasara os lo diría... Si pasa algo os lo diré. - Les contesté.
Pasé la tarde ordenando apuntes y haciendo un par de trabajos de literatura y de historia. Hasta que me harté y decidí encender el ordenador y comprobar si mi hermano me había dado señales de vida. Ya solo faltaban dos días para que llegara, y estaba deseando verle, lo echaba demasiado de menos, era la única persona que conocía perfectamente mis defectos y mis virtudes, y lo más importante... mis debilidades. Entré y no vi nada, pero cuando llegó mi padre me informó que había hablado con él por teléfono y que llegaría hacia la hora de comer, que me iría a buscar a clase y me llevaría por ahí a comer.

Me tumbé un rato en la cama, inconscientemente quedandome dormida, hasta que llegó mi padre a despertarme para cenar. Después, ya despejada y sin poder volver a dormirme salí al jardín, donde hacía una temperatura cálida. Me senté en un pequeño banco de madera que teníamos situado al lado de la puerta y eché de menos mi iPod. Subí al piso de arriba, entré en mi habitación y abrí el primer cajón, cuando estaba hurgando en él, oí un pequeño sonido que retumbó en la ventana, un click, como el golpe de una piedra pequeña. Me asomé y me encontré a John, ahí abajo. Quieto, a la espera de algo que le dijera. Parecía que mis padres no se habían dado cuenta, pues se oían soplidos y ronquidos desde su habitación. ¿Pero que hace este tío aquí? Joder, ¿no hablo claro o qué pasa? Mientras resoplaba disimuladamente, le hice una señal de espera, cogí mi iPod y bajé de nuevo al jardín.
- ¿Se puede saber qué quieres ahora?
- Saber que me has perdonado.
- Te he dicho que tú y yo no tenemos nada que solucionar, ¿cuantas veces te lo tengo que decir para que te quede claro? - Le respondí, bordemente pero sin levantar la voz, como para que mis padres no se despertaran.
- Scar, por favor. ¿Podemos hablar?
- ¿De qué?
- Por favor, no lo hagas más difícil de lo que ya es para mí.
- Vale, está bien, pero no te alargues, que ya son las diez pasadas y mañana tenemos clase.
- Vale, vale.
- Ven, vamos a sentarnos, anda. - Le dije mientras iba hacia el banco de madera.
- Desde que te ví... - Dijo después de un par de minutos de tensión en los que ninguno de los dos nos dignabamos a hablar. - No lo se, sentí algo especial. No puedo hablar de amor, creo. Pero no puedo verte enfadada conmigo, no puedo verte por ahí y que no te dignes ni a mirarme a la cara, se que no eres como las demás chicas.
- ¿Pero como sabes tú que yo no soy así? Apenas me conoces, John.
- Pero lo se... O es lo que yo creo, por lo menos, pero por favor, déjame llevarme bien contigo... No te he hecho nada malo y creo que te puedo demostrar que no soy como piensas que soy.
- Ya es la segunda vez que... - No me dio tiempo, en ese momento se me lanzó. Sus labios se volvieron a juntar con los míos, pero esta vez no supe como separarme. Me dejé llevar por la situación. Si es que ya lo creo que a veces parezco imbécil. Al final, conseguí parar y decirle las cosas claras. - Vale, vale. No vuelvas a hacer esto, por favor, tu tampoco me lo pongas difícil a mí.
- Lo siento, es que... no he podido resistirme. - Tienes algo... que... No lo se, bueno entonces por lo menos dejame que seamos amigos, por ahora...
- Vale, pero tampoco te confíes. Amigos y solo amigos. Y nada de amigos íntimos...
- Vale, bueno ahora me voy, adiós, Scar. Mañana nos vemos en el instituto.
- Adiós John. - Me dio un beso en la mejilla y se alejó por donde había venido.

Subí a mi habitación, donde justo cuando entré sonó mi teléfono móvil. Un nuevo mensaje. James, James James, James... ¡No! Ésto sí que no, mi peor pesadilla...
Un mensaje de James, el cual decía así: “Hola Scar, ¿Qué tal va todo por California? Que sepas que te echamos mucho de menos por estas zonas... Yo por lo menos. Hemos estado pensando en ir a verte. Si quieres, claro, igual no me merezco tu respuesta, pero quería decirte que no aguanto más... te sigo queriendo...”

No, por favor, no... Me comenzaron a flojear las piernas, empecé a ver todo nublado y tuve que tumbarme en la cama lentamente, quitandome el sudor frío que había comenzado a mojar ligeramente mi frente... Era demasiada tensión acumulada. Nuevos amigos, Holly y las demás solían estar a ratos conmigo pero Mary y Jack eran estupendos, y de mi estilo. Además Jack era mi prototipo de chico, aunque nunca fuera a tener nada con él, como con ningún otro por ahora, pero con él menos, tenía que mantener esa buena relación, no quería cagarla. Luego estaba John, hijo de mi jefa, madre de la niña que cuidaba a ratos los fínes de semana y demás, y de pronto mi ex, la persona que más me había hecho sufrir, la persona que había arruinado mi existencia, diciendome que quería volver a verme, que me echaba de menos. Me estaba costando olvidarle, me estaba adaptando a mi nueva vida, y volvía la peor sombra de mi pasado. A veces deseaba echar a volar, a veces me preguntaba cómo podría aprender a volar...

martes, 3 de julio de 2012

Capítulo XV

- Venga chicos, lo hacéis perfecto. Como nos salga tan bien como ahora, la clavamos! - Decía Mary con entusiasmo y alegría mientras ensayabamos.
A mí me habían cogido en el grupo para tocar la guitarra eléctrica, lo cual se me daba muy bien, pero en algunas canciones participaba al cantar, según ellos tenía una voz bonita y les gustaba que cantase duetos con Mary o con Jack. Sergio, un chico proveniente de España, pero llevaba bastantes años en California, y estaba muy integrado, hablaba perfectamente inglés, era el batería y Jacob, el cual era novio de Holly, tocaba el bajo. Eran todos divertidos y simpáticos, se portaron muy bien conmigo desde un principio y además tenían gustos y intereses muy similares a los míos.
Llevabamos dos horas y media de ensayo pero me lo estaba pasando muy bien y la verdad, no tenía ganas de que terminara, desde que había venido de Canadá era la única vez que me lo estaba pasando tan bien. Jack y Mary eran muy atentos y simpáticos conmigo, sobre todo Mary, que al ser la única chica en el grupo, mi llegada había sido un bombazo para ella. Las chicas, Holly y las demás me habían caído bien desde el principio pero no terminaba de encajar con ellas, no como lo había hecho con el grupo.
Seguimos ensayando, con la canción Holiday de Green Day. Ya faltaba poco para terminar, pero habían pensado ir a tomar algo antes de irnos a casa así que por lo menos pasaríamos un buen rato para descansar.
Mary, Jacob y Sergio se dirigieron a mi furgoneta mientras Jack y yo terminabamos de recojer. Quedarme a solas con Jack me intimidaba un poco, pero bueno, era solo un momento, y de estos habría bastantes así que me tendría que ir acostumbrando.
- Lo siento por lo del otro día Scar, se que te llevas bien con John, pero no se, te ví ahí tan mal, que no pude aguantarme, me has caído bien desde un principio. - Me dijo muy, demasiado, cerca de mí, demasiado para mi gusto, para el pacto que tenía conmigo misma. - Espero que no hayas pensado mal, me dijo pegandome un leve codazo y mirandome a los ojos.
- No, tranquilo, no lo se, no pasa nada. Fue un momento muy confuso y todavía no entiendo muy bien lo que pasó...
- Ya, no lo se, no se quién ha podido ser... ¿Te has ganado algun enemigo? Es que no lo entiendo, porque llevas muy poco tiempo aquí.
- Yo no me he ganado ningún enemigo, no suelo tener enemigos, o tengo amigos o tengo desconocidos. Pensé que pudo ser Brittany, pero no creo que llegue tan alto, no creo que sea capaz de hacer una cosa así. Se que es una mala pécora, pero para tanto...
Jack soltó una enorme carcajada y cuando se le pasó dijo naturalmente:
- Me encantas.
De pronto noté como mis ojos se abrían como platos de la impresión que me había causado la frase y no pude ni siquiera mirarle a la cara, terminamos de meter todas las cosas en sus respectivos sitios y nos dirigimos a la furgoneta con los demás, para ir a tomar unos refrescos y cenar algo pronto para irnos a casa, porque al día siguiente había clase. Cuando salíamos por la puerta del instituto me dijo:
- Cuando quieras quedar para lo que sea no dudes en decirnoslo, ¿eh? para nosotros ya eres una más del grupo.
- Gracias - Le dije con una sonrisa, la verdad es que cuando llegué mi meta no era conseguir amigos, sino terminar el instituto y hacer por fín lo que me diera la gana. Pero esta gente merecía la pena, y aunque todavía no tenía mucha relación con ellos, veía que me iba a llevar bien con ellos. Me senté en el asiento del conductor, Mary a mi lado, y detrás los tres chicos.
- ¿A dónde tengo que ir?
- En The big Road hay un buen italiano, podemos ir y comernos un par de pizzas y tomar algunas cocacolas. - Me contestó Sergio.
- Joder con el español, siempre con las pizzas. Más que español pareces italiano. - Le contestó Mary riéndose.
- Eso, y te recuerdo que éste fín de semana nos debes una cena típica española con su paella, su tortilla... - Le dijo Mary metiendo cizaña y guiñandole el ojo con complicidad. Ahí había algo...
- Que sí, que sí, que yo cumplo mis promesas, pero ahora vámonos al italiano por favor, si no quereis oir la orquesta sinfónica de mis tripas... - Pedía Sergio suplicando.
Jack soltó una carcajada y comenzaron entre él y Mary a darme indicaciones por donde teníamos que ir al restaurante. Cuando ya tenía todo claro y conducía segura por donde iba, comencé a recordar lo del día anterior. John, vaya tío... El lío que me había hecho en la cabeza y luego va y se lía con la Barbie. Manda huevos. En fín, me habían hecho olvidarme de lo ocurrido el día anterior y no iba a amargarme más. Aparque en un aparcamiento cercano al restaurante y salimos del coche. Los chicos iban por delante atacados del hambre y Mary y yo por detrás.
- Me encanta que hayas entrado en el grupo. Así no soy la única chica.
- Joder, gracias, que interesada... - Le dije riendo. - Bueno, yo también me alegro, no conozco a mucha gente aquí y la mayoría de gente que conozco no me transmite buenas vibraciones...
- Ya... En el instituto van todos muy sobrados, lo que quieren conseguir es fama y se limitan a dos cosas: o pasar desapercibidos o presumir de lo que tienen y algunos incluso de lo que no tienen, solo por el que dirán.
- Ya, pero bueno, eso pasa en casi todos lo sitios. Es un asco.
- Pues sí, no es por presumir, pero nosotros somos muy buena gente. No nos relacionamos mucho con los demás, lo justo y suficiente, pero somos de fiar y tranquila que nuestras bocas son templos, pueden confiar en nosotros para lo que quieras.
- Muchas gracias por tu atención Mary, me alegro de haberos encontrado.
- Yo también me alegro - Dijo cuando ya estabamos a punto de entrar por la puerta. Los chicos ya habían entrado pero ella pegó un frenazo en seco y me agarró del brazo. - Un momento, espera.
- ¿Que pasa?
- Quiero decirte una cosa... Mi hermano, Jack, ha pasado una mala racha... No se si debería contártelo... - Me dijo seriamente. - Tuvo un rollo con Brittany, él no es de esos que se pillan fácilmente por ese tipo de chicas, para ser sinceras, no se lía con cualquiera, y menos con una pija de esas... Ella la utilizó para darle celos a John cuando lo dejaron, y no se que le ocurrió que se pilló por ella, y aunque ya se le ha pasado, ha estado muy mal... Pero, hay un asunto que me tiene un poco intrigada. ¿Sabes cuando se le han terminado de solucionar las penas?
- No entiendo por qué me cuentas todo esto Mary... ¿Qué pasa? ¿Cuando?
- Cuando has aparecido tú... - Me contestó rotundamente y sonriendo, parecía que eso le agradaba. Y a mi la verdad es que no me hacía mucha gracia... ¿O sí? ¡Que movida!
- No comprendo... Porqué dices eso... - Le dije confusa.
- Yo creo que le gustas Brittany, joder, ¡eso las tías lo notamos! - Y soltó una fuerte carcajada, mientras me agarraba del brazo y me metía en el restaurante... Pí-pí, pí-pí... De pronto me sonó el móvil, con el tono con el cual se anuncia un nuevo mensaje.
“Scar, no te he visto en todo el día, a la tarde he andado buscandote, incluso he pasado por delante de tu casa, a ver si te veía, pero nada... Necesito hablar contigo, perdóname por favor”
Me puse nerviosa en un segundo, yo siempre estaba muy segura de mí misma y no entendía lo que me estaba pasando, la verdad, nunca me había ocurrido nada parecido, dos tíos a la vez pillados por mi. Seguramente que sería porque era la nueva. James, John, Jack... ¿Alguien más? Espero que los presentimientos de Mary no sean ciertos... Fue lo que pensé en cuanto leí el mensaje. Guardé el móvil en el bolsillo y nos sentamos con los chicos en una mesa en la que estaban. Scar, actúa con naturalidad. Me dije a mí misma. Y eso fue lo que hice, actuar con todo el mundo como si no hubiera pasado nada.
- ¿Que cenaremos chicos?
- Ya hemos pedido, el pobre Sergio no ha podido resistirse... - Dijo Jack soltando una carcajada y dándole palmaditas en el hombro a Sergio. Todos nos reímos con él. Pasamos un buen rato y nos fuimos a casa, tenía demasiadas cosas que consultar con mi almohada...

jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo XIV

Me separé repentinamente, pero ya era demasiado tarde. Nuestros labios ya se habían rozado. Su cara se había aproximado demasiado a la mía, y cuando ya le tenía a un centímetro de mí no supe pararle. Pero fueron unos pocos segundos nada más, puso cara de susto por mi reacción, para ser sinceros diría que se pensaba que iba a reaccionar positivamente pero no pude. Me parecía un buen chico en el fondo, pero algo había en mí que me decía que no lo hiciese.
- Lo siento... No puedo. - le dije apartandome timidamente.
- No, no, lo siento yo. Tienes razón, no nos conocemos lo suficiente. - Me respondió él acariciandome amigablemente el brazo.
- Es que hay algo en mí que no me lo permite, lo siento. Llevame a casa por favor. - Dije seriamente. De pronto algo en mí decía que no me podía fiar de él, se me metió en la cabeza esa idea en un visto y no visto. No iba a ser desagradable con él, pero ese pequeño pero dulce beso me había hecho darme cuenta que tenía una promesa conmigo misma. Nada de chicos por ahora, no llevaba ni un mes en California y ya había besado a uno... ¿Que tipo de promesa era esa? Nada, absolutamente nada de chicos. De verdad.
- OK. Te llevare, pero por favor, no te enfades conmigo, ha sido un impulso, no he podido resistirme.
Me encogí de hombros y me dirigí hasta el coche en silencio y mirando al suelo. Yo no era así, yo era dura, y un simple chico no iba a hacer que mi carácter cambiara. Antes de entrar al coche respiré hondo y rogué que el viaje de vuelta a casa fuese ameno. Un fresco aroma a campo se infiltró en mi cuerpo. Me metí en el coche, después de él. El corazón me palpitaba a mil, no entendía que me pasaba. James, James, James... No, por favor, vete ya de mis pensamientos, por un rato te habías desvanecido, ¡no me jodas más la vida de lo que ya has hecho hasta ahora!

Cuando a lo lejos comencé a divisar mi casa empezaba a pensar en como despedirme de él, un simple adiós sería demasiado frío, pero dejaría las cosas bastante claras.
Paró justo delante y me miró seriamente.
- Buenas noches, Scar, y lo siento de veras.
- Buenas noches John. Ya nos veremos en el instituto. - Le sonreí y salí rapidamente del coche, antes de darle tiempo a reaccionar.
Entré en casa rapidamente y subí las escaleras a trompicones, abrí la puerta de mi habitación a toda velocidad, antes saludando a mi padre y a mi madrastra con un grito. Cogí el iPod del escritorio y lo encendí, pulsé el play y el botón que indicaba la reproducción aleatoria. Complicated - Avril Lavigne. No quería pensar en lo que acababa de ocurrir. Me entró una nostalgia increible mientras miraba al techo escuchando una de mis canciones favoritas. Necesitaba a mi hermano conmigo. Me levanté y encendí el ordenador. Abrí la ventana y me senté en el alfeizar mientras iniciaba mi sesión en el facebook. Tenía que mirar si mi hermano me había dado señales de vida. Dos mensajes privados.
“¡Pequeñajaaa! ¿Que tal estás? Espero que bien, pero si no lo estás tranquila, que tu querido hermano va a ir a visitarte el próximo fín de semana, ya es definitivo, he hablado con papá y está de acuerdo, me ha pedido que me quede una semana y así te haga compañía, dice que todabía no has terminado de integrarte bien por ahí. Un beso muy grande. Tu hermano te quiere, no lo olvides nunca enana.”
Pero como no iba yo a querer a mi hermano... En fín, después de responderle abrí el otro mensaje:
“Hola Scar, ¿Que tal estás? Quería comentarte que mañana vamos a hacer una pequeña reunión los del grupo en la sala de ensayo. Me han ofrecido tocar un pequeño concierto en el Rock For All dentro de dos semanas, el dueño es un amigo de mi primo. Bueno, mañana hablamos y os lo explico mejor. Por cierto, lo del otro día en la fiesta... Lo siento, no quería hacer daño a John, pero nunca me he llevado muy bien con él y no puedo permitir que te hagan daño, eres nueva y me caes muy bien, y nada más llegar ya te han hecho una cosa de éstas. Ya lo arreglaremos y descubriremos quien ha sido. Un besazo guapa, hasta mañana. A las cinco en la sala de ensayos ;)” Jack, había algo en él que tampoco me convencía, pero su hermana me caía muy bien y la música era una de mis mayores pasiones, así que con mi promesa a cuestas y con buena actitud conseguiría integrarme bien en el grupo.
Aprovechando que mis padres se encontraban entretenidos viendo la tele en el piso de abajo me encendí un cigarro y volví a sentarme en el alfeizar, pensativa. Todo se estaba complicando mucho, no pensaba que las cosas saldrían de esa forma, pero yo no podía perder mi compostura, siempre había sido una chica dura, o al menos aparentemente.
Me dormí tumbada en la cama sin cambiarme de ropa y sin acostarme, hasta despertarme de la misma manera a la mañana siguiente, pero a las cinco de la madrugada. Intenté volver a dormirme, pero no lo conseguí. Las clases no empezaban hasta las ocho, me pegué una ducha de media hora larga y cuando salí me dirigí tranquilamente hacia donde se encontraba mi móvil, en la mesilla de noche, para desconectar la alarma que sonaría a las siete y media. Miré mi teléfono móvil y ví que tenía un nuevo mensaje, estaba tan profundamente dormida que ni me enteré. No tenía el número guardado en la agenda. Decía así:
“Lo siento por lo de ayer, no pretendía nada malo. Siemplemente me salió, espero que ésto no influya en nada. Quiero ser al menos tu amigo. Un beso. John”
Maldito... ¡Déjame en paz, por favor, y no compliques las cosas más de lo que ya están! Me quité la toalla que rodeaba mi cuerpo y me puse la ropa interior. Después me quite la que llevaba enroscada en la cabeza y me metí una camiseta negra con escote de pico y manga corta y en la parte de abajo unos pitillos rojos. Me calcé mis converse negras y después de secarme el pelo me dirigí al piso de abajo a desayunar. Cuando había terminado de hacer todo con tranquilidad me senté en el sofá a ver la televisión pero no había nada a esas horas tan tempranas así que después de peinarme, pintarme los ojos de negro y echarme algo de colonia, cogí mi mochila y una chaqueta fina y me dirigí al instituto en mi buga. Cuando llegué todabía era pronto pero ya había un par de personas por ahí, incluída Brittany, pero ella sola. Se me hacía raro, ella siempre venía seguida de su ejército. Y siempre llegaban de las últimas. Cuando entré por la puerta del instituto a la primera persona que ví fue a John, hablando con un profesor. No quería cruzarme con él, así que cambié mi rumbo planeado y me dirigí hacia los baños, los cuales se encontraban en una puerta a la derecha de la entrada. Me escondí ahí varios minutos antes de ir a mi clase correspondiente. Salí y no había nadie en los pasillos. Cuando estaba llegando a mi clase, me pareció oír unas voces conocidas susurrando. Pero cuando me paré justo en la puerta, se hizo el silencio. Quería saber que pasaba ahí dentro, me temía algo. Abrí la puerta lentamente y ¡Ajá! Como sabía yo que había algo malo en él. Ahí me encontre una larga melena rubia y ondulada y un chico algo más alto y rubio apoyado en el escritorio del profesor. Ella casi encima de él, besándole. No podía ser verdad, ¿supuestamente lo habían dejado porque ella le había hecho daño no? ¿No había pasado por lo mismo que yo? ¿Y por qué tenía él esa actitud hacia mí si en realidad estaba, o tenía algo con ella? Lo que tenía claro era que mis ojos no me engañaban, y tenía ahí delante a Brittany y John dándose todo el lote, eso estaba claro. Vaya marrón. En fín, la clara respuesta de que todos los tíos eran iguales. Con toda la energía disponible en mi cuerpo suspiré y solté una carcajada sónora que hizo que se dieran cuenta de mi presencia.
- Scar... Esto... No es lo que parece. - Dijo el poniendo cara seria y apartando a Brittany del medio.
- ¿Como que no? - Dijo Brittany, mirandole ofendida.
- Pues como que no. - Le contestó él rotundamente.
- Venga chicos, seguid tranquilos, si solo he entrado a mirar si había alguien importante con quien pasar el rato antes de que toque la sirena, pero ya veo que no. ¡Adiós!
Le guiñé un ojo a Brittany y salí orgullosa de ahí.
Cerré la puerta y me dirigí a algún lado, sin rumbo, la verdad. De repente oí la voz de John detrás mío.
- Scar, ¡espera!
Me giré y le saque mi dedo mas preciado. Al final, mis presentimientos eran ciertos y la cara de la Barbie un auténtico poema. Ese tío era un capullo, y ella otra igual. Estaban hechos el uno para el otro. O al menos, eso era lo que me acababa de demostrar.

jueves, 14 de junio de 2012

Capítulo XIII

La sonrisa deslumbrante que le alumbraba la cara casi eclipsaba el llamativo color de la rosa, pero aparté la mirada como pude de ambas cosas y le mire a los ojos.
- ¿Qué haces con eso...?- Le dije refiriendome a la rosa.
Se encogió de hombros, y ensanchó la sonrisa si eso era posible. No había manera de desmotivarle, ni hacerle quitarse esa sonrisa de idiota, que a su vez, tanto me gustaba.
-Es para tí.- Me dijo a la vez que me la tendía cariñosamente. La acepté a regañadientes y salí cerrando la puerta a mi paso.
- ¿A dónde vamos?
- Ya lo verás. - Dijo con tono misterioso mientras no apartaba la mirada de mi.
-Deja de mirarme, me pones nerviosa.- Le contesté, y él estalló en una carcajada, pero apartó la mirada, y se dirigió al coche seguido por mí. Abrió la puerta e hizo una exagerada parodia de reverencia a la vez que me invitaba a pasar. Le dirigí una mueca y entré, me acomodé en el asiento y me puse el cinturón mientras esperaba a que él diera la vuelta al coche y entrara.
Una vez dentro empezó a hurgar en la guantera, sacó un pañuelo pequeño y me dijo:
-Bueno, tendrás que ponerte esto en los ojos.
- Será una broma, ¿No?
-Si no te lo pones no nos movemos.
Le miré con un poco de rabia, se la arranqué de las manos y refunfuñando a la vez que me la ponía le dije:
Arrancó el coche, y aun con los ojos cubiertos podía sentir que estaba sonriendo.
Empezamos a hablar de cosas banales a la vez que yo no hacía gran esfuerzo para llevar la conversación más allá. El me preguntaba cosas, todo tipo de cosas, cosas sobre mi madre, sobre mi vieja casa, sobre Canadá, sobre las cosas que me gustaban y las que no, y realmente parecía interesado. Me relajé un poco y me permití hablarle con más soltura de la que estaba acostumbrada. El viaje se alargaba, y las preguntas profundizaban. De pronto, no se cómo, me encontré hablando sobre James, sobre como con el tiempo se aburrió de mi, sobre como empezó a alejarse de mí poquito a poco a la vez que yo me aferraba con uñas y dientes a algo que ni siquiera existía ya, sobre cómo lo echaba de menos cada día, aún hoy, sobre cómo las cosas más estúpidas me recordaban a él, y también me encontré hablandole de esos días donde era difícil levantarse, ducharse, hacer cosas normales se volvía un peso insoportable, cómo su rostro me atormentaba incluso en sueños y sobre cómo si en este momento apareciese un día en mi puerta y me decía que lo sentía, y que queria arreglarlo, probablemente no dudaría en lanzarme a sus brazos. Le hablé de cómo odiaba eso, de como odiaba ser incapaz de olvidar a alguien que probablemente no pensaba en mí, en alguien que jugó conmigo y se hizo la victima. Era eso lo único que me hacía débil, James. Y ahora él lo había descubierto. Y él escuchaba, y en el fondo sabía que era difícil para él, pero no podía dejar de hacerlo, aun sabiendo que probablemente le gustaba y que saber que mi corazón, o gran parte de él aún seguía ocupado por la persona equivocada le dolería, no podía parar de hablar, porque realmente necesitaba sacar toda esa carga de mí. Cuando acabé suspiré.
-Bueno, ahora sabes por qué ese terror a los chicos.- dije a la vez que forzaba una risa floja para relajar el ambiente.
Se quedó en silencio un segundo.
-Lo siento. - Fue su sincera respuesta.
-No lo sientas, estaré bien. Pronto...
-Ya lo creo que lo estarás, te lo prometo. - Lo dijo tan suavemente que parecía que lo decía para si en vez de para mi.
Seguimos en silencio unos 5 minutos más, hasta que noté que aparcaba el coche.
-Ya estamos.- Dijo con voz rasposa, salió del coche, y abrió mi puerta.
Suavemente me cogió del brazo para sacarme de ahí, tirando de mí. Me quitó la cinta de los ojos con delicadeza, dejandome ver lo que se encontraba a mi alrededor. Al principio veía todo un poco nublado pero pronto conseguí verlo todo más claro. Noté cómo una suave brisa me acariciaba el rostro, y vi que me había llevado a una baja montaña, de la que se veía todo el pueblo y el cielo oscureciendo, con un par de estrellas aquí y allá que se estaban empezando a dejarse ver por las horas que eran.
- Vaya, este sitio está realmente bien. - Le dije, eso no lo podía negar.
- Sí, la verdad, cuando estoy algo estresado o me siento confuso, vengo aquí a despejarme, es un sitio ideal. - Me contestó con la mirada perdida en el horizonte.
- Bueno, ¿y que me has traído a observar el pueblo? - le dije sonriendo. Iba a tener que dejar mi chulería a un lado y llevarme bien con él, al fín y al cabo llevarme bien con él no me iba a traer nada malo.
- No, espera. - Me dijo mientras se dirigía a la parte del maletero, abriendolo y sacando de él una cesta de mimbre bastante grande.
- ¿Un picnic?
- Sí... ¿No te gustan los picnics? - Me preguntó mirandome con cara de preocupación.
- Sí, bueno, no lo se... Nunca he hecho uno.
- Bueno, pues tranquila, si no sales asustada esta noche, ya haremos alguno más... - Y estalló en una carcajada, dejando a un lado la tensión creada minutos antes con mi declaración.
- Que gracioso eres cuando quieres, ¿eh?
Me cogió del hombro amigablemente y me llevó a una parte de la que se veía todo perfectamente y no nos tapaban la sombra de los árboles.
- Aquí estaremos bien, ¿no? - Me preguntó mientras dejaba la cesta en el suelo y abría el típico mantel de cuadros.
- Sí, aquí estaremos bien.
Nos sentamos y empezó a sacar todos los objetos que había en la cesta. Unos cubiertos, pañuelos para limpiarnos y un par de cajas.
- ¿Qué menú?- le dije mirando hacía la cesta, mientras se me hacía la boca agua.
- Pues he traído ensalada, pasta y un poco de carne. De postre, sorpresa.
- Mmmm... Suena bien.
Vi que se ponía serio y se preparaba para hablar.
- No quiero que tengas miedo, me parece normal lo que te pasa. Se que lo de ese chico...
- James. - Le dije, sabiendo a quién se refería.
- Eso, James. Lo de James es algo que te ha dejado marcada, pero no tienes que cerrar las puertas a nada, puedes tener algo precioso, vivir una experiencia mejor, y perderla por miedo a que te vuelvan a hacer daño. A mi también me han hecho daño, ya sabes, Brittany. Yo pensaba que era perfecta, guapa, lista, divertida... Pero me he dado cuenta que no, que tiene más cosas malas que buenas. Siempre intenta ser la mejor en todo, y ella se cree superior a los demás. Es algo que nunca entenderé. Pero bueno, es así y yo ya he pasado página, aunque me haya costado... - Consiguió sacar una sonrisa de donde no podía, una sonrisa algo forzada.
- Yo también espero pasar página algún día, no puedo vivir con esto toda la vida. Pero no se si estoy preparada para ello, además acabo de llegar, conozco muy poca gente y no se de quién puedo fiarme y de quién no.
- Y por eso vas de dura, ¿no? - Me pregunto tumbandose en el mantel, como rindiendose.
- No voy de dura, realmente soy así. Pero si que es verdad que estoy siéndolo más de lo normal, no voy a dejar que cualquiera entre en mi vida. - Le respondí tumbandome a su lado.
- No me lo vas a dejar fácil entonces, ¿no? - Dijo mirandome. Y yo me reí. Le miré y se rió mirando al cielo.
- Y tú no te vas a rendir entonces, ¿no? - Dije mordiendome el labio y pegandole suavemente en el brazo, musculoso por cierto.
- Lo siento pero no puedo. Nunca he conocido a una chica como tú. Eres distinta, dura, y seria, pero a la vez dulce y divertida. No lo se, no te conozco mucho, pero quiero que me dejes hacerlo.
- Y yo no te digo que no quiera conocerte, o que no quiera dejarte conocerme... Pero tienes que entender que yo no quiera nada...
- Lo se, pero me cuesta. - Dijo mientras se sentaba, apoyando los brazos detras suyo y estirando las piernas. Yo me senté a su lado.
- No entiendo, podemos ser amigos tranquilamente y tú estás empeñado en que tengamos algo más. - Me quedé mirandolo, esperando su respuesta.
- Lo siento... - Dijo susurrando, casi sin que yo le pudiera oir, miró hacia abajo.
En ese preciso instante, se giró y me miró directamente a los ojos, acercando su cara hacia la mía. Yo no supe cómo actuar... No sabía si girarme y dejar que su beso cayera en mi mejilla o dejarme llevar por la situación...