miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo VIII

Cuando John consiguió reprimir la risa, me tendió la mano mientras con la otra se cubría la boca intentando fingir tos. Su madre lo miró reprobativamente.   
- John! Por el amor de dios, controlate. - Le instó.
- Lo siento mamá, he recordado algo muy divertido de repente... - Le contestó el poniendose un poco más serio.
- Ya. - Le miraba rígidamente. - No sé si conoces a Scarlett, es la nueva niñera de tu hermana.
- Sí, coincidimos en un par de clases. ¿Que hay Scar?
- Hola... - Miraba al suelo por que sabía que como le mirase a la cara se la iba a partir, y a ver entonces quien se reiría. Yo. Me reiría yo. Jodido idiota millonetis que no tiene que trabajar en casa de “he perfect family”... Por no decir, que a parte estaba roja no, lo siguiente. Madre mia, quien me mandara a mi disfrazarme de estas maneras.
- En fin. Como te decía, puedes empezar mañana mismo, yo no voy a estar, pero John te presentará a Lucy y te enseñará la casa, si te parece bien.
- Genial.- Saltó John con una sonrisa prepotente.
- Le preguntaba a ella, querido. ¿Qué te ocurre hoy?
- Nada mamá, vengo algo agitado del entrenamiento. Qué, compi, ¿te parece bien? - Ensanchó la sonrisa mirandome a la cara. Otra vez se le escapo una risilla al fijarse en mi pelo y mis ojos sin su habitual raya marcada y desafiante. Entrecerré los ojos y le miré con todo el odio que fui capaz de transmitir en una mirada.
- Genial. -Dije con voz seca. Lo mato, lo mato, lo mato, lo mato, lo mato. Y después mato a mi madrastra por meterme en esto.
- Bueno chicos, yo tengo que salir, quédate a tomar algo Scar, Ana te servirá y John puede hacerte compañía.
- No, creo que yo también debería irme. -Hice un ademan de levantarme.
- No seas tonta querida, acabas de llegar. - Me pegó un ligero empujón obligandome a volver a sentarme.
- Si, Querida, quédate. - Repitió John con sorna.
Su madre le dirigió una mirada desafiante, se giró y salio del salón con una elegancia envidiable y dejándome con cara de idiota.
- Bueno, cuentame a qué vienen estas pintas. -Me soltó John con una sonrisa radiante de felicidad a la vez que se sentaba demasiado cerca mío. Se lo estaba pasando como nunca el muy idiota.
- Primero, aléjate. Segundo, métete en tus asuntos. Y tercero, aléjate aun más. Idiota.
Estalló en una carcajada y se alejó un poquito.
- Que simpática eres.
- Y tú un idiota.
- Repites mucho eso.
- Adivina porqué.
- ¿Porque te gusto?
Puse mi mejor cara de asco y me levanté.
- Bueno, ya he tenido suficiente. Adiós, John.
- Hasta mañana Scar, ¿te acompaño a la puerta?
- No. Creo que podré llegar sola.
- Si te pierdes, mi cuarto es el segundo a la derecha en el pasillo de arriba.
Le sonreí mientras le sacaba el dedo. Volteé los ojos, me di la vuelta y salí a toda prisa de ahí.
Idiota. A pesar de dejarle bien claro que no queria que me ayudase a la puerta, me siguio pisandome los talones.
-Oye, Scar, yo creo que deberíamos llevarnos bien, ya que a partir de hoy vamos a vernos tanto. - Dijo mientras me pasaba el brazo por el hombro. Me lo sacudi como se de un bicho se tratase y le mire ceñuda.
-No creo que eso fuese a salir bien, Johnny.- Puse enfasis en la ultima palabra, como para darle a entender que yo también podía divertirme en ese juego, pero sin relajar mi mohín. Me gire y lo deje ahí plantado con su sonrisa estúpida que parecía nunca desaparecer de su rostro y esos ojos que me observaban, y que en el fondo me fascinaban mas de lo que jamas admitiera.
Mientras caminaba hacia casa iba maldiciendo aquel encuentro con John el maravilloso, aun no me lo podía creer, todo lo que me estaba ocurriendo no podía ser verdad, y además estaba ocurriendo demasiado deprisa. Cuando llegué a casa, mi padre me sorprendió con un regalo. El regalo era un ordenador portátil. El anterior que tuve se me cayó por las escaleras por su culpa, me dio un susto de muerte y se me cayó en el acto. Me sorprendió bastante que me lo regalara, pero me pareció bien, porque el tenía el suyo propio y no me dejaba utilizarlo, bromeaba diciéndome que lo rompería también.
Lo primero que hice al encender el ordenador fue comprobar que el antivirus estaba instalado y a continuación entrar en el facebook. Hacía mas de una semana que no entraba y seguramente que tendría noticias de mi hermano y de alguna amiga de Canadá. Introduje el correo y la contraseña y lo primero que vi fueron 4 peticiones de amistad. Las dos primeras de Clare, de Holly y de Catheryn. Miré la foto principal de Holly y tenía una foto preciosa de todas en la playa. Holly era morena y tenía el pelo como yo, unos ojos color avellana enormes y una sonrisa que expresaba alegría sincera, desde que la vi pensé que era lo contrario a mi, positiva, sin problemas y siempre completamente feliz. Clare, en cambio salía algo peor que ella, pues salía muy seria, a esta rubia bajita era más difícil sacarle una sonrisa y era mas introvertida que Holly. Me daban envidia, pues parecían muy amigas desde siempre y yo nunca había tenido una amiga de toda la vida. Si que las había tenido pero no con tanta confianza como ellas.
Volviendo a lo de las peticiones... la otra... No puede ser... Esto no me puede estar pasando a mi. Yo solita estaba muy tranquila y feliz, ¿Por qué? Cualquiera se puede imaginar de quién era esa petición, el mismísimo Johnny. Mi primera reacción sería rechazarla, pero algo dentro de mi me impedía hacerlo. Quería entrar en su perfil, mirar que tipo de cosas escribía, y como, quería saber que música escuchaba, quería ver quienes eran sus amigos mas cercanos. Quería saber cosas sobre el y no me podía permitir eso, por que la experiencia me había dictado que venía después. Vamos. Hazlo. Rápido. No te puede gustar, ni siquiera un poquito, ni siquiera como amigo, por que así empieza el amor, ¿recuerdas? ¿Y el amor qué trae? dolor. ¿Quieres sentir otra vez la angustia de sentirte remplazada, el no poder hacer nada, nada para evitarlo?Gritar en la ducha, por que nadie te oye, odiar, odiar a todos, odiar a todo. Traicionada por la única persona que jamas pensaste que te traicionaría. Abandonada, meses de mentiras, “te quiero”s vacíos, abrazos falsos, besos sin amor. Frío, frío, frío. ¿Y como no lo viste venir? ¿Quieres todo eso otra vez? Por que así empieza todo. Con un hola, una sonrisa, una petición aceptada, una conversación por la madrugada, hablando de la vida y sobre a donde vas, de donde vienes, y que te diga que quiere ir contigo, donde quiera que vayas, y todas las mentiras que te quedan por oìr, todas las promesas que jamás te atreviste a pensar que rompería y todos los besos que dio a otra por que tú no eras suficiente. O eso te quiso hacer creer. Porque eras mucho, mucho, mucho mas que suficiente. Ahora lo sabes. Pulse el botón de rechazar con un mohín y acepte las otras tres peticiones. Reparé en que también tenía un mensaje, de mi hermano que decía que vendría a verme en un par de semanas. Eso me alegró la tarde. Le contesté poniéndole al día sobre lo que había estado haciendo y como me iba todo, después le pregunté que era de él y apagué el ordenador. Necesito una ducha. Pero me daba una pereza terrible. Me ducho a la mañana. Bajé a la cocina, comí lo primero que pillé: un poco de chocolate y una naranja; y subí a mi cuarto, me tiré en la cama y me quedé muerta ahí mismo. No volví a despertarme hasta la mañana siguiente. Tarde. Mierda, mierda, mierda, m i e r d a.

A la mañana siguiente me desperté atolondrada, había soñado con él... con James. Todo en mi vida iba bastante bien hasta ese momento. Cada vez lo recordaba menos, pero cuando me pasaban cosas como ésta, cosas como soñar con él, me derrumbaba. Yo siempre me había mostrado hacia los demás como una persona con carácter y sorprendentemente seria... Pero sabía que realmente eso no me iba a durar mucho, pues algún día iba a acabar explotando y todos iban a ver mis lágrimas derramandose como ríos por mis mejillas. Porque bueno, al fín y al cabo todos somos personas, y todos tenemos sentimientos.
Me levanté y lo primero que hice fue pegarme una ducha fría para despejar las ideas, todo estaba pasándome demasiado rápido. Tenía bastante claro que no iba a ser nada fácil olvidar a James, pero que me pasara todo esto con la pandilla de pijos... tampoco era algo normal. ¿Cómo podía ser que nada más llegar me atacaran de esa forma? Se iban a enterar de lo que era yo capaz de hacer... Y por otro lado, mis nuevas amigas. Me caían bien y todo eso, pero tambíen estaban siendo demasiado amables conmigo, habían confiado en mi demasiado rápido quizás. Probablemente era porque estaba empezando a ser popular, no en el sentido de ser admirada por todo el mundo, sino en el sentido de que todo el mundo se centraba en lo que pasaba conmigo, después de haberme enfrentado al grupito de los altos egos.
En cambio, por otro lado estaba Jack, el que me había metido en su grupo de música y con el que me llevaba bien. Para ser sinceros, demasiado bien... No era como John, John me atraía pero a su vez me transmitía demasiada desconfianza como para llevarme bien. Jack, me atraía menos que John, pero me transmitía mucha confianza, porque era agradable y no se ponía chulo ni me insinuaba en que le acompañara a su cama... ¿Pero que hago? No tengo que pensar en chicos... Vale, es inevitable, si acabo de conocer a dos estupendos... Bueno, no exageremos...Estupendos puede ser muy relativo.
Como era sábado, me lo tomé con calma. Me conecté al facebook para ver si estaba mi hermano conectado y que me informara de cuando iba a venir a verme definitivamente.
No estaba, pero nada más conectarme, se abrió rápidamente una ventana, con la conversación de Clare. Me decía que había hablado con Brithany, y que ésta le había informado que iba a celebrar una fiesta esa misma noche en su casa, puesto que sus padres se habían ido a pasar el fín de semana a Nueva York. Todo el grupo de chicas estaban invitadas. Pero eso no era todo... Todas estaban invitadas, incluida yo. Eso no traería nada bueno...
¿Por qué cojones tenía que invitarme a mi Brithany? Me odiaba. Mucho.
Me daba muy mala espina, pero aun así no tenía nada mejor que hacer, así que decidí que iría solo a divertirme un rato y a ver que se traía entre manos mi nueva mejor amiga.
Salí a dar un paseo. Me puse los auriculares y comencé a caminar sin rumbo, haciendo poco caso por donde iba, hasta que me comí a alguien a la vuelta de la esquina de mi calle.
Oh, dios.
¿Dónde seria la próxima vez que me lo encontrara? ¿En la ducha? No me sorprendería.
Intenté zafarme de él con una sonrisa irónica que daba a entender lo poco que me complacía verlo un fin de semana.
-Lo siento. - Solté y seguí caminando.
-Espera, espera, espera. No te preocupes, a sido culpa mía. - Y tanto que lo ha sido, no se por qué me daba que se había puesto ahí queriendo. - Vas a la fiesta de esta noche?. - Oh genial. El también. Como no. Me estaba planteando si realmente debería ir.
- Emmm... supongo.
- Convencí a Brithany para que te invitara, no me falles.- Dijo con una sonrisa deslumbrante, como si me hubiera echo el mayor favor que se le puede hacer a una novata.
- Ya, gracias...No tenias por qué. Veré qué puedo hacer.
- ¿Tienes la agenda llena?
- No.- Solté instintivamente. Luego me arrepentí.
- Entonces no tienes excusa. Pasare a recojerte, ¿vale?
- No, de echo me apetecía caminar.
- No seas tonta. La casa de Brithany está muy lejos. Preparate para las nueve, ¿vale?.- Y se marchó antes de que me diera tiempo a reaccionar. Vale, que sepas que tienes una cita. Con un chico. Que puede que te empiece a gustar. ¿Dónde están todas las promesas que te hiciste, eh?
Cuando volví a casa encendí el ordenador esperanzada. Pero lo único que me encontré fue una petición de amistad con un mensaje privado en ella:

Hola guapa :)
¿Qué tal estás? Quería decirte que hoy iré a la fiesta de Brittany, probablemente toquemos algo. ¿Qué te parece? Te apuntas, ¿verdad? Por los instrumentos no te preocupes, que ya los llevaremos nosotros. Si quieres hablar, aquí me tienes. A la noche nos vemos, Scarlett. Un beso. Jack.

Ah, se me olvidaba, eso, lo más importante. Que la petición era de Jack. ¡PERFECTO! ¡¿POR QUÉ A MI? Entre todos me van a volver loca... Aunque para ser sincera, una parte de mi se sentía alagada por tanta atención. Decidí no darle tantas vueltas esta vez y acepté, no iba a ser demasiado fría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario