jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo XIV

Me separé repentinamente, pero ya era demasiado tarde. Nuestros labios ya se habían rozado. Su cara se había aproximado demasiado a la mía, y cuando ya le tenía a un centímetro de mí no supe pararle. Pero fueron unos pocos segundos nada más, puso cara de susto por mi reacción, para ser sinceros diría que se pensaba que iba a reaccionar positivamente pero no pude. Me parecía un buen chico en el fondo, pero algo había en mí que me decía que no lo hiciese.
- Lo siento... No puedo. - le dije apartandome timidamente.
- No, no, lo siento yo. Tienes razón, no nos conocemos lo suficiente. - Me respondió él acariciandome amigablemente el brazo.
- Es que hay algo en mí que no me lo permite, lo siento. Llevame a casa por favor. - Dije seriamente. De pronto algo en mí decía que no me podía fiar de él, se me metió en la cabeza esa idea en un visto y no visto. No iba a ser desagradable con él, pero ese pequeño pero dulce beso me había hecho darme cuenta que tenía una promesa conmigo misma. Nada de chicos por ahora, no llevaba ni un mes en California y ya había besado a uno... ¿Que tipo de promesa era esa? Nada, absolutamente nada de chicos. De verdad.
- OK. Te llevare, pero por favor, no te enfades conmigo, ha sido un impulso, no he podido resistirme.
Me encogí de hombros y me dirigí hasta el coche en silencio y mirando al suelo. Yo no era así, yo era dura, y un simple chico no iba a hacer que mi carácter cambiara. Antes de entrar al coche respiré hondo y rogué que el viaje de vuelta a casa fuese ameno. Un fresco aroma a campo se infiltró en mi cuerpo. Me metí en el coche, después de él. El corazón me palpitaba a mil, no entendía que me pasaba. James, James, James... No, por favor, vete ya de mis pensamientos, por un rato te habías desvanecido, ¡no me jodas más la vida de lo que ya has hecho hasta ahora!

Cuando a lo lejos comencé a divisar mi casa empezaba a pensar en como despedirme de él, un simple adiós sería demasiado frío, pero dejaría las cosas bastante claras.
Paró justo delante y me miró seriamente.
- Buenas noches, Scar, y lo siento de veras.
- Buenas noches John. Ya nos veremos en el instituto. - Le sonreí y salí rapidamente del coche, antes de darle tiempo a reaccionar.
Entré en casa rapidamente y subí las escaleras a trompicones, abrí la puerta de mi habitación a toda velocidad, antes saludando a mi padre y a mi madrastra con un grito. Cogí el iPod del escritorio y lo encendí, pulsé el play y el botón que indicaba la reproducción aleatoria. Complicated - Avril Lavigne. No quería pensar en lo que acababa de ocurrir. Me entró una nostalgia increible mientras miraba al techo escuchando una de mis canciones favoritas. Necesitaba a mi hermano conmigo. Me levanté y encendí el ordenador. Abrí la ventana y me senté en el alfeizar mientras iniciaba mi sesión en el facebook. Tenía que mirar si mi hermano me había dado señales de vida. Dos mensajes privados.
“¡Pequeñajaaa! ¿Que tal estás? Espero que bien, pero si no lo estás tranquila, que tu querido hermano va a ir a visitarte el próximo fín de semana, ya es definitivo, he hablado con papá y está de acuerdo, me ha pedido que me quede una semana y así te haga compañía, dice que todabía no has terminado de integrarte bien por ahí. Un beso muy grande. Tu hermano te quiere, no lo olvides nunca enana.”
Pero como no iba yo a querer a mi hermano... En fín, después de responderle abrí el otro mensaje:
“Hola Scar, ¿Que tal estás? Quería comentarte que mañana vamos a hacer una pequeña reunión los del grupo en la sala de ensayo. Me han ofrecido tocar un pequeño concierto en el Rock For All dentro de dos semanas, el dueño es un amigo de mi primo. Bueno, mañana hablamos y os lo explico mejor. Por cierto, lo del otro día en la fiesta... Lo siento, no quería hacer daño a John, pero nunca me he llevado muy bien con él y no puedo permitir que te hagan daño, eres nueva y me caes muy bien, y nada más llegar ya te han hecho una cosa de éstas. Ya lo arreglaremos y descubriremos quien ha sido. Un besazo guapa, hasta mañana. A las cinco en la sala de ensayos ;)” Jack, había algo en él que tampoco me convencía, pero su hermana me caía muy bien y la música era una de mis mayores pasiones, así que con mi promesa a cuestas y con buena actitud conseguiría integrarme bien en el grupo.
Aprovechando que mis padres se encontraban entretenidos viendo la tele en el piso de abajo me encendí un cigarro y volví a sentarme en el alfeizar, pensativa. Todo se estaba complicando mucho, no pensaba que las cosas saldrían de esa forma, pero yo no podía perder mi compostura, siempre había sido una chica dura, o al menos aparentemente.
Me dormí tumbada en la cama sin cambiarme de ropa y sin acostarme, hasta despertarme de la misma manera a la mañana siguiente, pero a las cinco de la madrugada. Intenté volver a dormirme, pero no lo conseguí. Las clases no empezaban hasta las ocho, me pegué una ducha de media hora larga y cuando salí me dirigí tranquilamente hacia donde se encontraba mi móvil, en la mesilla de noche, para desconectar la alarma que sonaría a las siete y media. Miré mi teléfono móvil y ví que tenía un nuevo mensaje, estaba tan profundamente dormida que ni me enteré. No tenía el número guardado en la agenda. Decía así:
“Lo siento por lo de ayer, no pretendía nada malo. Siemplemente me salió, espero que ésto no influya en nada. Quiero ser al menos tu amigo. Un beso. John”
Maldito... ¡Déjame en paz, por favor, y no compliques las cosas más de lo que ya están! Me quité la toalla que rodeaba mi cuerpo y me puse la ropa interior. Después me quite la que llevaba enroscada en la cabeza y me metí una camiseta negra con escote de pico y manga corta y en la parte de abajo unos pitillos rojos. Me calcé mis converse negras y después de secarme el pelo me dirigí al piso de abajo a desayunar. Cuando había terminado de hacer todo con tranquilidad me senté en el sofá a ver la televisión pero no había nada a esas horas tan tempranas así que después de peinarme, pintarme los ojos de negro y echarme algo de colonia, cogí mi mochila y una chaqueta fina y me dirigí al instituto en mi buga. Cuando llegué todabía era pronto pero ya había un par de personas por ahí, incluída Brittany, pero ella sola. Se me hacía raro, ella siempre venía seguida de su ejército. Y siempre llegaban de las últimas. Cuando entré por la puerta del instituto a la primera persona que ví fue a John, hablando con un profesor. No quería cruzarme con él, así que cambié mi rumbo planeado y me dirigí hacia los baños, los cuales se encontraban en una puerta a la derecha de la entrada. Me escondí ahí varios minutos antes de ir a mi clase correspondiente. Salí y no había nadie en los pasillos. Cuando estaba llegando a mi clase, me pareció oír unas voces conocidas susurrando. Pero cuando me paré justo en la puerta, se hizo el silencio. Quería saber que pasaba ahí dentro, me temía algo. Abrí la puerta lentamente y ¡Ajá! Como sabía yo que había algo malo en él. Ahí me encontre una larga melena rubia y ondulada y un chico algo más alto y rubio apoyado en el escritorio del profesor. Ella casi encima de él, besándole. No podía ser verdad, ¿supuestamente lo habían dejado porque ella le había hecho daño no? ¿No había pasado por lo mismo que yo? ¿Y por qué tenía él esa actitud hacia mí si en realidad estaba, o tenía algo con ella? Lo que tenía claro era que mis ojos no me engañaban, y tenía ahí delante a Brittany y John dándose todo el lote, eso estaba claro. Vaya marrón. En fín, la clara respuesta de que todos los tíos eran iguales. Con toda la energía disponible en mi cuerpo suspiré y solté una carcajada sónora que hizo que se dieran cuenta de mi presencia.
- Scar... Esto... No es lo que parece. - Dijo el poniendo cara seria y apartando a Brittany del medio.
- ¿Como que no? - Dijo Brittany, mirandole ofendida.
- Pues como que no. - Le contestó él rotundamente.
- Venga chicos, seguid tranquilos, si solo he entrado a mirar si había alguien importante con quien pasar el rato antes de que toque la sirena, pero ya veo que no. ¡Adiós!
Le guiñé un ojo a Brittany y salí orgullosa de ahí.
Cerré la puerta y me dirigí a algún lado, sin rumbo, la verdad. De repente oí la voz de John detrás mío.
- Scar, ¡espera!
Me giré y le saque mi dedo mas preciado. Al final, mis presentimientos eran ciertos y la cara de la Barbie un auténtico poema. Ese tío era un capullo, y ella otra igual. Estaban hechos el uno para el otro. O al menos, eso era lo que me acababa de demostrar.

2 comentarios:

  1. seguro que John tiene una explicación! esto no puede quedar así ò.ó
    Un beso.
    Eme Tektet.

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  2. Me hacen mucha gracia toda la variedad de motes que les pones a las Barbies jajaja Bueno, y de los insultos ya ni hablemos

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